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EDITORIAL

Beneficiarse del boom de las materias primas

martes, 9 de noviembre de 2021

La apertura de la economía mundial, tras la pandemia que ya amaina, está beneficiando el precio del petróleo, el carbón y el café, esos productos de los que ha vivido Colombia

LR

¿Quién lo iba a creer? El precio del carbón viene mostrando valores récord durante las últimas semanas, a la luz del International Rotterdam Coal, que muestra un crecimiento de 12% entre enero y octubre, hasta alcanzar los US$173 la tonelada y con tendencia al alza en lo que resta del año.

Lo mismo ocurre con el petróleo, que ha experimentado el mismo camino; en el último año el barril de West Texas, de referencia en Estados Unidos, alcanza una revalorización de 64% al promediar los US$80. El Brent (referencia para Ecopetrol) supera US$82 y acumula un alza de 56%, el UBS pronostica que alcanzará en los próximos meses US$90. Y, finalmente, la libra de café en el mercado internacional no baja de US$2,50 la libra.

Si nos atenemos a las cifras reales de estas tres exportaciones, la economía colombiana debería crecer 10% al cierre del año e inscribir su repunte del PIB más alto en los último 40 años. La mejor noticia es que los expertos estiman que los precios altos de las materias primas se mantengan por varios meses más, e incluso que la tendencia vaya más allá del primer semestre de 2022. Todo tiene que ver con la apertura de las economías tras el gran confinamiento experimentado en el mundo desde marzo de 2020, derivado de la pandemia del covid y que frenó en seco la economía.

Es una auténtica destorcida económica la que está viviendo un mundo que se había acostumbrado a las malas noticias de cierres comerciales, de crisis sanitarias y de tragedias sociales. Colombia resulta ser uno de los beneficiados por los altos precios de sus primeros productos de exportación, petróleo, café y carbón, incluso este último mineral estigmatizado como combustible energético responsable de grandes contaminaciones y que poco a poco venía siendo tratado como la oveja negra, pero al que quizá le espera una larga agonía, buena para la economía local, antes de que se cierren las termoeléctricas que viven un último despertar en casi la mayoría de los países.

Colombia es el quinto exportador mundial de carbón, poco más de US$4.000 millones anuales, dinero que representa una buena cantidad de regalías para inversiones regionales. El otro producto que no es exportable desde Colombia y que anda muy bien en sus precios es el gas natural; según cifras de Bloomberg, “en lo que va del año los futuros del gas natural de Reino Unido se dispararon 241% (...). Las compras de China en el mercado internacional en busca de un mix energético menos contaminante, unidas a la decisión de Rusia de cortar el flujo hacia Polonia y el cierre por parte de Argelia del gasoducto Magreb-Europa, han derivado en una espiral alcista que ha puesto en jaque a Europa ante la llegada del invierno en plena escalada inflacionista”. Todo un coctel de buenas noticias económicas que vaticinan una verdadera destorcida de crecimiento y consumo.

El imperativo para el Gobierno Nacional es presentar un ambicioso plan de beneficio de esta buena situación, algo inédito porque siempre se piden planes de manejo de las acostumbradas crisis. Si está entrando dinero por petróleo, carbón y café, y el mundo está consumiendo materias primas como el gas natural, es que entraremos en un gran ciclo de crecimiento sobre el que deben haber una estrategia para montarse en él, hacer inversiones, mejorar las finanzas públicas y generar empleo formal.

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