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El Emisor en el informe de política monetaria estima que la inflación seguirá al alza hasta alcanzar 5% en el primer trimestre de 2022, cuando comenzaría a ceder al final del año
El último informe de política monetaria del Banco de la República lo único que hace es reforzar algo que evidencian los consumidores todos los días: el incremento permanente de los precios que sólo se estabilizarán o volverán a cifras de prepandemia al final del próximo año.
La variación inusitada de los precios es un hecho que preocupa, alcanzará 5% en el primer trimestre de 2022, cuando comenzaría a ceder, llegando a 4,3% en el segundo trimestre, a 3,7% en el tercero y cerraría el año en 3,6%, todo esto a los ojos de los técnicos del Emisor, pero sus pronósticos dependerán de otras variables locales y de muchas externalidades no controlables.
Por ejemplo, los riesgos asociados a los precios internacionales de las materias primas y la disrupción de las cadenas globales de producción y transporte. Sus vaticinios también delatan la intención subyacente en la política monetaria de seguir subiendo las tasas de interés, tal como lo vienen haciendo en medio de la recuperación económica que aún no cuaja del todo, así las proyecciones de crecimiento del PIB sean de 9,8%. Otro factor que podría presionar al alza la inflación es la recuperación del turismo, el entretenimiento y la alimentación callejera; actividades por fuera del hogar que pueden experimentar alzas inesperadas afectadas por el transporte y los alimentos.
Cuando se hace el ejercicio econométrico de quitarle el peso de los alimentos a la cifra cercana a 5% de inflación anualizada, se obtiene 3%, lo que demuestra la fuente que está presionando el Índice de Precios al Consumidor al alza, consecuencias de los productos importados, insumos agropecuarios, maquinaria y demás bienes usados en la producción agropecuaria; todo lo anterior afectado por las fallas experimentadas en las cadenas de suministros de los últimos meses.
Un dato preciso para el análisis es que la inflación básica (no incluye a los alimentos) está entre 2,3% y 3% al cierre de este año y entre 3% y 5,7% en 2022. Lo malo de toda la situación es que la intervención del Emisor para controlar la inflación se convierta más en una sobreactuación monetaria que perjudique el consumo y afecte la recuperación. El aumento de la tasa de interés se ha acelerado con incrementos exagerados de 50 puntos básicos, decisiones que no son compartidas por el Gobierno Nacional y que desdicen de un buen ejercicio monetario en este momento.
Los ajustes del tipo deben ser más moderados, de los 25 puntos básicos tradicionales, no de 50 como lo hizo el Banco Central en su última reunión. El otro punto preocupante del informe del Emisor es la situación del mercado laboral en donde prevé que la tasa de desempleo continúe disminuyendo gradualmente, para cerrar 2021 en 12,2% y en 11,1% en 2022, aún muy lejos del dígito que se experimentó hasta hace cuatro años. La economía colombiana no puede darse el lujo de crecer casi a un ritmo de dos dígitos, que la inflación suba como hace años no lo hacía y que el desempleo no ceda al mismo tiempo.
El Informe de Política Monetaria observa recuperación, enciende alarmas, pero no brinda soluciones o dicta fórmulas para poner en práctica. No se puede olvidar que la Junta del Emisor es presidida por el Ministerio de Hacienda y que todos los codirectores los ha puesto esta administración, algunos en medio de polémicas sobre su idoneidad, percepción que se nota en las encuestas de favorabilidad.
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