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ANALISTAS

Venezuela, socialismo, capitalismo y democracia

lunes, 24 de junio de 2013
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A principios de 2005 el expresidente Hugo Chávez comenzó a hablar en Venezuela del “Socialismo del siglo XXI” en el V Foro Social Mundial, pero el término y el concepto fueron mencionados inicialmente por Heinz Dieterich Steffan. La inspiración siguen siendo los postulados socialistas de Karl Marx sobre la lucha de clases y la dinámica social.

 
El  nuevo postulado socialista de Stefan se basa en que el verdadero desarrollo económico de una nación se presenta  cuando democráticamente la sociedad puede controlar el poder radical del estado.
 
Surge entonces la pregunta lógica sobre la situación actual de Venezuela ¿Puede la sociedad venezolana controlar el poder absoluto y radical del estado? En otras palabras ¿El socialismo de Chávez cumple con los postulados del sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan?
 
Sin meterme en honduras sociales o políticas de la situación actual venezolana, sobre las cuales habría discusiones largas y tendidas, pareciera que la economía es la que responde las preguntas. Los hechos y no los discursos son los que hablan por sí solos.
 
Resulta irónico que el petróleo que es la materia prima que mueve al capitalismo en el mundo y que significó la “Revolución Industrial”,  sea el producto que sustenta a la economía Venezolana y a su nuevo socialismo. En otras palabras: Venezuela sustenta al capitalismo mundial con su petróleo y al mismo tiempo depende de él para consolidar su tesis socialista. Por lo menos curioso si es.
 
El petróleo venezolano es el producto del cual depende todo su engranaje económico y social, pero éste tarde o temprano se acabará. ¿Habrán pensado en esto los pilotos del socialismo bolivariano? ¿Habrán pensado que será de su sociedad cuando ya no exista petróleo, ni inversión extranjera por que la ahuyentaron, ni producción interna de bienes diferentes al petróleo?
 
Por ahora siguen teniendo petróleo, pero la falta de inversión extranjera y de producción de bienes interna son el resultado del socialismo bolivariano, que a la postre se refleja en los actuales problemas de la economía: tasa de cambio fija, que acaba con la competitividad de sus productos, aumenta la inflación y produce escasez  de productos básicos.
 
Es claro que el “capitalismo salvaje” no es la panacea para mejorar  los índices de desarrollo económico (ingreso per cápita, coeficiente gini, índices de desarrollo humano, etc.), pero también es claro que el capitalismo es el motor de la inversión y de la producción a nivel mundial, que en últimas significa una mejor calidad de vida para los ciudadanos.
 
Sin embargo, las últimas crisis financieras, el repunte  de las multinacionales monopólicas, la existencia de paraísos  fiscales y pocas reglas claras sobres estos y sobre tributación, hacen que la “Regulación de los mercados” sea necesaria. La maquinaria capitalista debe existir porque es necesaria, pero la regulación de sus mercados también es necesaria y esto requiere de estados fuertes, que se refleja en la fortaleza de sus instituciones.
 
Lo que deben entender las autoridades venezolanas es que el estado debe regular, pero no ahorcar. También deben pensar que si no se fortalece la industria interna, vía inversión extranjera o nacional, será imposible sostener en el futuro los enormes subsidios en los sectores sociales vulnerables, ya que no existirá petróleo para ello. El futuro social y económico de Venezuela solo depende de acertadas decisiones políticas. Ya sea bajo el lema de socialismo o de capitalismo, lo importante es el bienestar de su sociedad.
 
La caída del “muro de Berlín” significó un cambio de paradigma económico para la ex Alemania Oriental y hoy el éxito económico de la economía de mercado en Alemania, y el bienestar de sus ciudadanos  no se discute. 
 
El socialismo de mercado ha sido exitoso en China y en Vietnam  ¿Por qué no podría serlo en Venezuela?

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