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Trabajar y beneficio social: ¿cuál es el límite?

miércoles, 28 de agosto de 2013
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Un estudio del Cato Institute, Centro de Investigación de Política Pública de Pensamiento Libertario, encontró que los programas de bienestar social pagan más que el salario mínimo en 35 estados. En 13 estados pagan más de US$15 dólares por hora, muy por encima del salario mínimo.
 
El estudio dice no hay evidencia de que las personas que dependen de estos programas sean vagos o que no quieran trabajar, pero, ¿Habrá incentivo para trabajar cuando el gobierno te paga igual o más de lo que te paga el mercado? ¿Esto ayudará a las personas a salir de la pobreza como es la intención de los programas? ¿No estará alimentando el fraude?
 
En Estados Unidos hay 126 programas federales de bienestar social para atacar la pobreza. Suman US$668.000 millones por año, esto no incluye el gasto estatal y local que suma unos US$284.000 millones, es decir, en total, cerca de US$950.000 millones se van para pelear por la pobreza. Suman US$20.610 por cada persona pobre o US$61.830 por una familia de tres. 
 
La mayoría de los programas pagan efectivo o beneficios directamente,o sea, que la persona recibe dinero o el producto/servicio directamente. Aquí entran personas mayores, veteranos, personas que reportan alguna incapacidad para trabajar, niños y personas que no trabajan por alguna razón. 
 
¿Tipo de ayuda? Seguro medico, subsidio en vivienda, pago de luz y agua, comida, educación, celular para los que no tienen acceso a teléfono y la lista sigue. Cuanto se suman todos los beneficios hay familias que reciben más que las personas que trabajan ganando el salario mínimo.
 
Está claro que no se puede generalizar. No todos reciben todos los tipos de servicios. Muchos de ellos son personas en necesidad como veteranos, personas mayores y realmente personas incapacitadas y familias que están pasando por una situación temporal, que lo necesitan. 
 
Pero, habrán sus listos que están sacando ventaja del beneficio para trabajar, afectando a aquellos que pagan para que se beneficien los que realmente lo necesitan y los honestos que no quieren abusar del sistema. 
 
El ejemplo más reciente: se arrestaron 70 personas después que un gran jurado federal los acusara formalmente de fraude millonario al sistema de seguro de incapacidad. Según explicó la Fiscalía Federal, un empleado del gobierno aprobaba los reclamos por incapacidad, falsos, a cambio de cobrar 25 % del retroactivo de la suma que pagara el seguro social al beneficiario, y los médicos cobraban entre US$150 y US$500 por los informes médicos.
 
Se estima que US$235.000 millones del dinero a programas sociales, van a personas que no trabajan. No se sabe con certeza cuantos de esos abusan, pero, especulando que sea 5%, estamos hablando de más de US$7.000 millones. Es mucho dinero para que algunos que no trabajen, lo usen para jugar la lotería, el casino, hacerse tatuajes y hasta para ver bailarinas exóticas, como se han reportado casos.  
 
En un ambiente donde la participación laboral - que es la porción de gente trabajando en comparación a la población económicamente activa mayor de 16 años- está en su punto más bajo desde 1978, y un gobierno federal endeudado, ¿no se debería prestar atención en esto? Es cierto que la participación laboral se ha agravado por la gran recesión y la lenta recuperación laboral, pero esta viene disminuyendo desde 1999, mientras los programas sociales han aumentado. 
 
Cierto que la relación no es causa-efecto, pero sí se ha demostrado que extender el seguro de desempleo por mucho tiempo - no es un programa de bienestar social- no incentiva a buscar trabajo, ¿no se producirá el mismo efecto cuando el Gobierno te paga por muchas cosas? 
 
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