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ANALISTAS

Más debates, menos “selfies”

lunes, 31 de marzo de 2014
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Hace un par de meses, cuando empezó a agitarse la carrera por la Presidencia de la República, algunos de los candidatos desestimaron los resultados de las primeras encuestas, argumentando que la verdadera campaña empezaría justo después de las elecciones legislativas. Transcurrido casi un mes de dichos comicios, y a pocas semanas de la primera vuelta presidencial, preocupa sobremanera la ausencia de debate programático en esta contienda. De momento, solo hemos recibido un bombardeo de simpáticas “selfies” de los políticos y sus familiares paseando en bicicleta, visitando algunas comunidades y degustando sus deliciosas comidas típicas, como si el mero hecho de hacer proselitismo fuera suficiente para ser elegido.

Hace un par de meses, cuando empezó a agitarse la carrera por la Presidencia de la República, algunos de los candidatos desestimaron los resultados de las primeras encuestas, argumentando que la verdadera campaña empezaría justo después de las elecciones legislativas. Transcurrido casi un mes de dichos comicios, y a pocas semanas de la primera vuelta presidencial, preocupa sobremanera la ausencia de debate programático en esta contienda. De momento, solo hemos recibido un bombardeo de simpáticas “selfies” de los políticos y sus familiares paseando en bicicleta, visitando algunas comunidades y degustando sus deliciosas comidas típicas, como si el mero hecho de hacer proselitismo fuera suficiente para ser elegido. 

Durante un tiempo, se intentó reducir todo el debate programático al respaldo o no al proceso de paz, en un hábil pero insostenible acto de maniqueísmo oficialista. Pero en la medida en que tanto el electorado como la mayoría de los aspirantes han manifestado su apoyo al proceso, la búsqueda de la paz ha perdido el monopolio dentro de las inquietudes de la opinión pública, en favor de muchos otros temas capitales de nuestro país, que sin duda marcarán la agenda política en los próximos cuatro años. 

La aproximación a lo programático, cuando ha existido, ha sido poco profunda. Un buen ejemplo es el tema agrario. Todos los aspirantes afirman que le darán prioridad a lo rural y repiten si cesar unos diagnósticos que ya son de público conocimiento. Uno de los candidatos habla de escindir los temas de competitividad de los de bienestar rural, como si pudieran separarse fácilmente. Los primeros quedarían en el Minagricultura y los segundos en un nuevo Ministerio de Bienestar Rural. Sin embargo, propone que el acceso a internet quede bajo la tutela de la nueva entidad, sin que nadie le cobre tamaño error. Y es que ningún candidato define públicamente sus posturas, ni controvierte las de los demás. Ninguno de los aspirantes ha aclarado públicamente si va a mantener o no las salvaguardas comerciales o los precios mínimos para bienes agrícolas, que tanto han favorecido a los gremios en contra del bolsillo de los colombianos más pobres. Tampoco precisan si continuarán con los subsidios directos a los empresarios agrícolas. Mucho menos tenemos una hoja de ruta que priorice cuáles bienes públicos rurales que se construirán en el cuatrenio. En la práctica, no tenemos idea de lo hará ninguno de los candidatos en el tema agrario. Lo mismo pasa en educación, salud, seguridad o transporte.

Ni hablar de lo fiscal, el tema menos apetecido en campaña. Todos acuerdan que hay que gastar más en el posconflicto, en la educación, en el agro, en la salud, en la primera infancia… ¿De dónde saldrán los recursos? Nadie devela el misterio. ¿Se acabará finalmente con el absurdo parafiscal de las cajas de compensación familiar, para promover aún más el empleo y la formalidad? ¿Cuál de los candidatos estará dispuesto a subir uno o dos puntos porcentuales en el IVA para aumentar el recaudo? ¿Sabemos quién, desde ya, anuncia que no desmontará el absurdo cuatro por mil? ¿Quién es partidario de gravar los dividendos? Si algún candidato está dispuesto a desplegar la agenda de gasto sin subir los impuestos, ¿acaso pretende romper la regla fiscal, como lo ha propuesto el senador líder del liberalismo? De momento solo tenemos preguntas, sin respuesta alguna.

En mi opinión, hasta el momento le ha hecho falta altura al debate presidencial. La responsabilidad no es solo de los candidatos, sino también de los medios de comunicación y de la academia, que no han propiciado los espacios para exponer los contenidos programáticos de manera masiva. Sin duda, buena parte de las propuestas ya están escritas, y lo que falta es comunicarlas. Queremos más debates y menos “selfies”.

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