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ANALISTAS

Más de lo mismo el error secular

martes, 7 de octubre de 2014
La República Más
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La reconocida sentencia de Albert Einstein “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, es ya una lección centenaria que aún no capitalizamos en muchos frentes sociales y económicos, del individual al colectivo, pese a los esfuerzos realizados por mejorar, que pueden servir para acabar algún día los males atacados, pero si son marginales no trascenderán a los cambios requeridos.

Esto por supuesto tiene que ver con aspectos tan disímiles como la paz o el modelo de desarrollo económico que incluye la reconversión agrícola y la transformación productiva para aprovechar debidamente todas las oportunidades brindadas por las excepcionales condiciones de nuestra geografía, mejor conocidas como ventajas comparativas desde David Ricardo hace ya casi doscientos años.

Claro está que las premisas fundamentales sobre las que se sustenta cualquier cambio se dan en las decisiones de las personas acerca de determinado propósito, pero ante todo, en la coherencia y pertinencia entre lo que se dice y se hace, lo cual es la pieza maestra para que las circunstancias evolucionen favorablemente y no caer en clichés, que peor aún ayudan a mantener el perverso estatus quo.

Al respecto aunque el verdadero interés nacional debería de primar sobre el personal, en una cultura como la nuestra cargada de tantos intereses subjetivos y emocionales, ésta labor se torna muy complicada porque casi siempre caemos en egolatrías y fanatismos contradictorios que poco favorecen el logro de ése fin supremo, pero muy a pesar de esto, hay que perseverar en esa reivindicación.

Debemos reconocer la buena fe de la mayoría de los principales ejecutores de las políticas públicas del plano nacional al local y viceversa, que lamentablemente muchas veces se queda solo en eso, por lo cual es necesario continuar toda labor de crítica constructiva, que aunque a veces se canse de arar en terreno árido, la verdad es que la fuerza de argumentos sólidos, gota a gota romperá la roca.

Por supuesto que sin entrar a tomar partido en temas tan espinosos como la paz, para la cual será necesario transitar todos los caminos para realmente alcanzarla y de la cual reconozco como recomendables los diálogos para acotar soluciones prontas; lo que si no podemos aceptar bajo ningún punto de vista, es renunciar a que el Estado tenga el monopolio único de la fuerza pública en todo el territorio.

Tampoco es de recibo que los terroristas sigan con más de lo mismo respecto de sus acciones en contra de la población civil o de sus atentados contra la seguridad ambiental, sobre lo cual debería pronunciarse con mayor decisión y capacidad de represaría el Gobierno Nacional en las conversaciones que mantienen, porque no se entiende tanta complicidad con el cinismo y la ambigüedad de la contraparte.

Sobre el paradigma de desarrollo económico resulta paradójico por decir lo menos, que dada nuestra innegable vocación agrícola por los privilegiados campos que tenemos, hacer siempre lo mismo lo volvió un sector plagado de muchos atrasos y problemas que se resolverán no solo cuando se le devuelva la seguridad, sino al fomentar con instrumentos adecuados su fortalecimiento equitativo e integral.

Y aunque éste sea un país cafetero que en buena hora pudo reconvertir su crítica situación, hay que pensar en cómo focalizar las ayudas en pequeños y medianos productores en cultivos que hace años eran rentables como sorgo, soya y algodón, entre otros, que prácticamente desaparecieron, pero además en frutas y hortalizas con posibilidad de diferenciación.

Acerca de la transformación productiva necesaria para insertarnos en la sociedad del conocimiento, nuestro tinglado industrial sigue primordialmente orientado a producir bienes de consumo y en el mejor de los casos a realizar maquila, dado que el concepto fabril innovador completo de alto valor agregado que abarca la investigación y desarrollo, el diseño y la producción, perdió relevancia política.

Es así como sectores tan importantes y decisivos hoy en día como el automotriz, asociado con múltiples aristas del saber que abarcan desde la utilización permanente de nuevos materiales en todos sus componentes, hasta la incorporación constante de mejores formas de utilizar la energía, no ha sido apropiadamente comprendido, con la consecuente debilidad estructural exhibida.

Por eso de seguir así nunca seremos líderes en las industrias del futuro. Hay que dejar de hacer lo mismo y de verdad pensar cómo hacer más y mejores cosas.

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