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ANALISTAS

Los subversivos, de fiesta

sábado, 16 de mayo de 2015
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Guerrilleros, narcotraficantes,  miembros de las Bacrim y toda la delincuencia organizada deben estar de fiesta, celebrando la decisión del gobierno nacional de acabar con la fumigación con glifosato de los cultivos ilícitos en Colombia, como son la coca, la amapola y la marihuana. El producto de estos cultivos ilícitos ha producido una hoguera inacabable de violencia que desangra al país.  Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que sin los efectos del narcotráfico, Colombia sería un país distinto, lleno de optimismo en su futuro.

La aspersión con glifosato se ha venido utilizando desde hace varias décadas en la lucha contra las plantaciones ilícitas y, a medida que esta se incrementó, fueron reduciéndose sustancialmente las hectáreas de coca y demás plantaciones ilícitas sembradas.  Según datos oficiales, mientras que al final de 2010, había en el país 60.000 hectáreas de coca, en este momento 4 años y medio después existen 100.000.

El gobierno de los Estados Unidos ha sostenido que el crecimiento de las siembras de coca el país ha aumentado 39%, lo que constituye una cifra dramática.

En un reciente pronunciamiento, la Procuraduría General, citó un informe según el cual dijo que “la caída en la erradicación demuestra la falta de voluntad del gobierno nacional.  La meta de erradicación manual fijada para el 2014 fue tan solo de 8.250 hectáreas de cultivos ilícitos en todo el territorio nacional, ósea 37,2% de lo erradicado en 2013, que corresponde a cerca de 10% del total de 80.500 hectáreas detectadas en ese año”

Lo anterior refleja que el gobierno nacional bajó la guardia en la erradicación de coca.  Para citar un solo ejemplo, recordemos que el propio Presidente de la República ordenó hace aproximadamente  dos años, suspender la erradicación manual obligatoria en el Catatumbo, medida absurda que convirtió en ese entonces dicha región en “la billetera de las Farc”, frase pronunciada por el Ministro de Defensa de este mismo gobierno.

La medida de suspender el uso del glifosato, tendrá muchas connotaciones negativas por que este herbicida se usa con gran éxito desde hace muchos años para limpiar y controlar las plagas y las malezas en los suelos donde se van a cultivar productos agrícolas como el arroz, la papa, los pastos y muchas más que representan casi el 90% de lo producido en el campo colombiano.  Según los gremios de la agricultura ningún herbicida es tan efectivo para eliminar las plagas de los suelos, permitiendo así una mayor producción de toneladas de alimentos por hectárea de aquellos cultivos donde se utiliza.

Colombia importa más de 10 millones de toneladas de alimentos al año, principalmente desde los Estados Unidos, país en el que se utiliza el glifosato en la mayoría de sus estados.  Con el mismo argumento que el glifosato produce cáncer, lo que no está probado, entonces tendríamos que suspender la compra de millones de toneladas de alimentos producidos en suelos previamente fumigados con glifosato. 

¿Esta es una medida impuesta en las mesas de conversación en La Habana? Ya que su efecto beneficiará únicamente los intereses de los grupos subversivos. El argumento de la salud se está utilizando  como disfraz de la verdad, pues el uso del glifosato no se suspende como herbicida para los demás cultivos.  Con esta medida lo que queda claro es que  lejos de beneficiar la salud de los colombianos se  favorecen los intereses de la guerrilla.

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