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ANALISTAS

Los mensajes del papa

sábado, 18 de julio de 2015
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La reciente visita del Papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, deja mensajes aleccionadores para los gobernantes del mundo y para los fieles en general pues, ellos tienen un profundo contenido religioso, social y político.

La primera escala del Papa Francisco fue en Ecuador, país profundamente dividido por las reformas que el presidente Correa quiere impulsar, para justificar la que parece ser su mayor aspiración, como es la de reformar la Constitución para consagrar la reelección indefinida. Para su propósito anterior el presidente Correa ha acudido a propuestas populistas, como las de gravar las herencias familiares con 47,5%, lo que en la práctica constituye una confiscación y desestimulo a la inversión e iniciativa privada, generadoras de empleo. Estas han producido protestas multitudinarias en el hermano país. En Guayaquil hubo una manifestación de aproximadamente 250.000 personas a las cuales se unieron miles en otras ciudades, que corearon consignas como “fuera Correa”.

A pesar del largo discurso del presidente Correa de bienvenida al Papa, en el que fustigo a los ricos y habló de la distribución de sus riquezas, el Sumo Pontífice, advertido de la situación de un país dividido, en un tono diplomático pero en clara alusión a las marchas multitudinarias, habló de “un pueblo que se levanta con dignidad”. También hizo referencia “a aquellos gobernantes que se creen imprescindibles, irremplazables” como si quisiera referirse al tema de la reelección indefinida, que se torna en dictaduras.

En su visita a Bolivia, el Papa habló entre muchos otros temas, de dos trascendentes, el primero de ellos fue su referencia al mar, en clara alusión al viejo reclamo que Bolivia le hace a Chile, para buscar una franja de territorio perdido en guerra con ese país, que le impide a la nación andina su salida al océano. El Papa Francisco insistió reiteradamente en el dialogo entre los dos países. La respuesta no se hizo esperar por que a las pocas horas el Canciller Chileno ofreció a Bolivia, el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas. El canciller Boliviano condicionó este ofrecimiento a un diálogo sobre la salida al mar.

El segundo aspecto fundamental al que se refirió el Papa en Bolivia, se dio cuando el Sumo Pontífice visitó la cárcel de Palmasola cerca a Santa Cruz, apta para 600 reclusión pero donde hay 4.000. En este centro penitenciario reina del hacinamiento, la desatención a la salud y la exclusión, tal como sucede en casi todas las cárceles de los países latinoamericanos. El Papa expresó “reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción a la sociedad”.

El Papa llamó a un “redentor cambio de las estructuras y a superar las graves situaciones de injusticias que sufren los excluidos en todo el mundo”. Fustigó con dureza al sistema económico actual que “degrada y mata” y convocó a la unión de “la patria grande latinoamericana y a rechazar el nuevo colonialismo”

En Paraguay el Papa centró sus mensajes en la lucha contra la corrupción flagelo que ha agobiado a esa nación; condenó las varias dictaduras que ha padecido el pueblo guaraní, las que han conculcado sus derechos fundamentales y exaltó a la mujer paraguaya por su papel en la reconstrucción del país, especialmente después de la guerra contra la Triple Alianza en donde murieron muchos varones quedando tan solo uno por cada diez mujeres.
 

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