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Mucho es lo que debe hacerse para que el sector agrícola crezca y se desarrolle, pues solo se ha logrado que mediante subsidios se le ayude a neutralizar las presiones negativas sobre los precios.
El sector privado hortofrutícola ha realizado un trabajo serio y profundo, por medio del cual ha identificado los problemas que le aqueja, pero la realidad es que este mismo trabajo se requiere para todo el sector agropecuario. En este trabajo se ha identificado que de un potencial agrícola de 10 millones de hectáreas, el país tiene cultivadas 4 millones y tan solo 940.000 en hortofrutícola, indicando un potencial de crecimiento amplio que se debe perseguir como meta de cualquier política agraria.
A niveles de producción los problemas más significativos que se han identificado son: la alta dispersión y atomización de los productores sumado a los bajos niveles de tecnificación, de empresarizacion y de asociatividad además de la baja calidad de las semillas. Si el campesinado colombiano no tiene como comprar maquinaria, no importa si el gobierno le baja los impuestos a esta, para ellos la diferencia no será mucha y el pequeño seguirá sin contar con la capacidad de adquirir lo necesario; en cambio si se logra la asociatividad, los campesinos podrían acceder a dicha maquinaria, incluso el Gobierno debería subsidiar parte del costo de esta. Es claro que los programas de capacitación del gobierno para estimular la asociatividad y empresarizacion no existen, el campesino al unir sus energías puede reducir sus costos y aumentar su productividad.
En comercialización, el sector agrícola tiene problemas. En el sector hortofrutícola en especial las exportaciones entre 2008 y 2012, han decrecido 8.5% mientras que las importaciones han crecido a una tasa del 7.6%. Una de las dificultades es el desconocimiento de la reglas fitosanitarias. Así como se ha desplegado una fuerza de 20 mil personas para la realización del censo nacional agropecuario se debe dispersar un fuerza similar de capacitadores que trabajen con el campesinado para formarlos, no solo en reglas fitosanitarias sino también en herramientas para el estudio de mercados con el fin de que se puedan establecer vínculos reales entre productores y compradores en el mercado local y externo.
El limitado acceso al crédito para las actividades agropecuarias es otro problema grande, ¿de qué sirve tener un banco que se especialice en el sector agrario si el campesino finalmente no puede acceder a los préstamos que este ofrece? Es necesario que el Gobierno formalice la titulación de las tierras para los campesinos y que se garantice el acceso a los créditos con tasas de interés bajas pues las actuales, se ha demostrado, vuelven el crédito impagable. De ahí la alta tasa de morosidad en los créditos agropecuarios.
En el sector agrícola es importante propiciar la generación de valor agregado de los productos mediante la capacitación a productores pero también es importante la formación en la gestión de riesgos para que nuestros campesinos puedan enfrentar los retos del cambio climático. Desde hace años no se construyen distritos de riego y algunos están a media marcha.
La infraestructura vial no se puede relegar a un segundo plano, pues no solo abarata los costos sino que también promueve la vinculación entre los diferentes mercados nacionales e internacionales, además de que estimula la eliminación de intermediarios.
En promover el desarrollo de la agricultura está el bienestar de todos los colombianos, en especial de los campesinos del país que son quienes más sufren la pobreza y padecen de necesidades.
