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Hace pocos días se llevó a cabo en sesión del Senado de la República un debate amplio sobre la situación del sector cafetero que sirvió para aclarar interrogantes acerca del mismo.
Relevantes son las causas por las cuales se ha venido disminuyendo la producción del grano en Colombia. Antes de 1990, en Colombia se producían en promedio, aproximadamente 16 millones de sacos de café al año; operaba entonces el sistema de cuotas asignadas a cada país a través del Acuerdo Internacional del Café.
Este terminó en Julio de 1990 y con su rompimiento se impuso la libre producción de cada país, regulada por la oferta y la demanda del grano, lo que incidió en la disminución de la producción en Colombia al no tener asegurada la compra de toda su producción y una baja sustantiva en los precios, producto de la sobreoferta. Adicionalmente en 1992 llego al país la plaga de la broca lo que obligó a la erradicación de 60.000 hectáreas de cafetales sembrados, ocasionándose una de las mayores crisis en el sector. Durante los años siguientes, hasta el 2008 el promedio de la producción anual fue de 11,5 millones de sacos de café aproximadamente.
A partir del año 2009 severos efectos asociados con el cambio climático del mundo, el rebrote de la roya, entre otros, y el aumento en el costo de los fertilizantes, afectó la producción reduciéndola a 7,81 millones de sacos. A raíz de esto la Federación Nacional de Cafeteros con el apoyo del Gobierno Nacional emprendieron programas de choque sobre el control de la roya y la renovación de los cafetos lo que produjo una recuperación de la producción del 2010 de 1,1 millones de sacos de café adicionales respecto al año anterior. Sin embargo, la cosecha del año 2011 se vio afectada por la ola invernal del 2010, la mayor en la historia de Colombia que se recuerde en muchas décadas, que afecto a la producción que empezaba a crecer, reduciéndola a 7,8 millones de sacos.
Es bueno resaltar que, según informe de la Federación Nacional de Cafeteros, durante la primera década del 2000, el país participó con 11% del total de las exportaciones mundiales del café, pasando a 9% a partir del 2009, como consecuencia de los últimos fenómenos producidos en esos años. Según el mismo informe Colombia participa con un 17% de las exportaciones de cafés suaves en el mundo. Frente a este tema se debe destacar el gran esfuerzo de los cafeteros Colombianos y de su órgano rector en el sentido de producir cafés especiales, que por su excelsa calidad se hacen acreedores de primas que representan un mayor precio que, sumado al precio básico se transfiere en más de un 95% al productor del grano.
Paradójicamente el cambio climático y fenómenos como el de la roya y el de la broca que han disminuido la producción del café, han elevado también el precio ante una menor oferta y una demanda creciente, especialmente de cafés de excelsa calidad como los colombianos; esto ha elevado el costo de la libra de café en los mercados internacionales. Por ello a pesar de una última cosecha disminuida, los productores colombianos recibieron por ella 5,1 billones de pesos, cifra jamás obtenida en la historia de la producción anual.
Los anteriores datos fueron expuestos de manera clara y amplia ante el Senado de la República por el Dr. Luis Genaro Muñoz, Presidente de la Federación Nacional de Cafeteros. Se ha levantado un coro de voces contra el órgano rector de los cafeteros que se opone al aumento de la contribución cafetera, tasada en 6 centavos de dólar por libra exportada, recursos que se reinvierten a través del Fondo Nacional del Café de manera íntegra en apoyo a los cafeteros colombianos, un poco más de 563.000 familias cafeteras propietarias de aproximadamente 3 millones de hectáreas sembradas, de las cuales el 99% pertenecen a pequeños productores con menos de 10 hectáreas. Es bueno recordar que la contribución cafetera no la fija la Federación Nacional de Cafeteros, sino el Congreso de la Republica por ley y es este el que tiene la responsabilidad de debatir el tema a la luz de las circunstancias actuales que viven los cafeteros.