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Polémica razonable ha generado el motivo que llevó al director del Dane y al subdirector, doctores Jorge Bustamante Roldán y Juan Carlos Guataquí Roa, a presentar renuncias irrevocables de sus cargos al Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos.
En su carta dimisoria, expresa el director del Dane que, con el Ministro de Agricultura anterior, Doctor Francisco Estupiñán y con el actual ministro de hacienda, doctor Mauricio Cárdenas Santamaría, coincidieron en la conveniencia de realizar el Censo Nacional Agropecuario en el segundo semestre del año 2014 pues, realizarlo en medio de una época electoral era particularmente inapropiado.
Sin embargo, expresa el gerente dimitente en su carta de renuncia: “El Gobierno tomó la decisión y ordenó su realización durante esta coyuntura electoral. Decisión que respeto pero no comparto, pues la contratación de veinte mil encuestadores, su movilización y la logística son complejas, máximo cuando además su posible contaminación política, se compite con la movilización electoral”.
Tiene razón el director del Dane al advertirle al Gobierno Nacional que, el censo agropecuario en las circunstancias actuales en que se sumerge el país, puede distorsionar sus resultados. Designar veinte mil encuestadores en plena campaña electoral para elegir presidente de la república y congreso, dejará un pésimo sabor de parcialidad pues, la administración del presidente que anda en campaña se aprestaría a hacer la contratación de veinte mil encuestadores. De otra parte, la cantidad de reuniones, miles en el país que se harán con miras a las elecciones citadas, hará imposible realizar un ceso cierto porque, los habitantes de las zonas rurales estarán en permanente movilización por cuenta del clima electoral. Sería irresponsable por parte del gobierno nacional insistir en la realización del censo y en la contratación de los veinte mil encuestadores. Si ya pasaron cuarenta y cuatro años desde la realización del último censo agrario, qué más da esperar ocho o nueve meses para que se despeje el clima electoral del país y ahí sí realizar el censo que sin duda es necesario, en un ambiente tranquilo e incontaminado de campañas electorales.
Esta discusión que llevó al director y al subdirector del Dane a renunciar, por discrepancias de fondo, parece que con el presidente de la república, nos debe llevar a reflexionar sobre el grado de independencia que debe tener el Dane para garantizarle a los colombianos, tal como lo ordena nuestra constitución, el derecho a una información imparcial, no atada a las conveniencias del gobierno de turno.
Vale la pena revisar si el director del Dane debe seguir siendo designado por el jefe de la administración pública que es el presidente de la república, o si es mejor que lo designe otra rama del poder público, independiente del ejecutivo, después de un proceso de selección ajustado a un concurso de méritos que supervise a la Comisión Nacional del Servicio Civil (Cnsc), en el que participen por ejemplo, reconocidas universidades del país.
El Dane debe tener independencia administrativa, autonomía presupuestal y cumplir labores eminentemente técnicas. Ello, nos garantizaría a los colombianos total transparencia e imparcialidad en la información.
