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Con bombos y platillos, el Presidente Santos anunció a finales de mayo anterior la culminación del primer ciclo de conversaciones con la guerrilla de las Farc en La Habana. Entonces dijo el Presidente de la República refiriéndose al campo colombiano: “Para lograr un uso más eficaz tenemos que crear un sistema de incentivos”. El 26 de julio el gobierno del Presidente Santos presentó al Congreso de la República el Proyecto de Presupuesto para el año 2014 en el que, lejos de incentivar el campo, le recortaba $700.000 millones, en comparación al presupuesto del año 2013, a los programas de inversión del sector agrícola. Esto avivó el paro agrario nacional, durante el cual Santos mostrando su desconocimiento total de la situación afirmó: “Cuál paro agrario, el tal paro nacional no existe”.
El 6 de este mes, Santos anunció que su Gobierno llegó a un segundo punto de acuerdo con las Farc en cuanto al tema de participación política, sobre lo cual volvió a referirse el pasado miércoles en su alocución para anunciar que aspira a ser reelecto. Santos dijo entre otras cosas justificando su aspiración: “La guerrilla no solo ha aceptado discutir la desmovilización, la integración a la sociedad y la dejación de las armas, sino que ha aceptado acogerse a las reglas de la democracia”. El Presidente de la República no nos ha aclarado a los colombianos si la dejación de las armas que pactó con la guerrilla implica la entrega de las mismas al Estado colombiano. De no ser así, y todo indica que no lo es, la guerrilla se quedará con las armas, pues para ellos la dejación es tenerlas en sus casas, al lado del ciudadano inerme, en sus fincas, al lado del campesino indefenso, en sus comercios, desde donde podrán vigilar los movimientos y la rutina de sus vecinos comerciantes o empresarios, en sus sedes de trabajo o políticas. Esto constituye gran riesgo para el ciudadano, el campesino e incluso para la seguridad nacional; será como tener unas milicias bolivarianas, con la diferencia de que los militantes de las Farc son expertos en el secuestro, la extorción y el asesinato. ¿Por qué no le dice Santos la verdad al país? El pacto con las Farc es la dejación de las armas en sus sitios de vivienda o de actividades, tal como ellos lo han querido, pero no la entrega de las mismas al Estado colombiano que es lo que el país reclama.
Santos también pactó con las Farc las llamadas circunscripciones especiales transitorias para la Cámara de Representantes en las zonas de conflicto. Así las cosas, indefectiblemente los habitantes de esas zonas en donde la guerrilla ha dominado a sangre y fuego, de donde han desplazado a la población, es decir las víctimas, verán a sus victimarios representándolos en el Congreso de Colombia.
Según reciente información del Dane, la pobreza en el área rural aumentó del 45.8% en el año móvil de julio de 2011 a junio de 2012, a 46% en el año móvil de julio de 2012 a junio de 2013, sin embargo, en otro aparte de su alocución Santos dijo: “Salimos de ese vergonzoso puesto de ser uno de los países con mayor desigualdad y pobreza en la región”.
Expresó también el Presidente de la República en su anuncio hacia su reelección: “Destinamos más recursos que nunca para la construcción de grandes autopistas…”. Sin embargo, aún no se ha terminado la doble calzada Bogotá a Girardot, ni la de Bogotá a Tunja, ni Mediacanoa a Buenaventura, menos la ruta del sol, todas ellas iniciadas en el gobierno anterior. En el 2009 la anterior administración dejó aproximadamente 200 mil millones de pesos para la interconexión eléctrica de municipios de la Costa Pacífica caucana y nariñense, obras que debían culminarse en el 2011, dos años después, estando el dinero en caja solo lleva el 60% de la ejecución.
Estas, entre otras, son las credenciales que puede lucir el Doctor Santos para aspirar a que lo reelijamos.