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Banco de Desarrollo de América Latina y su gobernabilidad

miércoles, 8 de abril de 2015
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Este artículo lo escribo motivado por la nota de Sergio Clavijo en su columna en La República publicada en marzo de 2015. Sergio expone el problema de la vocería y votación de los organismos que surgieron de los acuerdos de Bretton Woods para crear un “Nuevo Orden Económico Internacional”,  y apoyar con recuperar el mundo luego de la segunda guerra mundial.  Estos son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que empiezan operaciones en 1946. 

El problema planteado se refiere al desbalance en vocería y votación de los países emergentes en los niveles de representación y directorio de estas instituciones, en las cuales los países desarrollados han bloqueado las iniciativas de una mayor participación para los países emergentes. Claro que, después de 70 años de la creación de estas instituciones, los países emergentes como los Brics (Brasil, Rusia, India y China) y otros han logrado una presencia significativamente más importante en el Mundo y su contribución al desarrollo y progreso del mismo, situación que no se compatibiliza con su participación en estas instituciones.

Es importante recordar que Colombia, conjuntamente con otros países de la Región de América Latina y el Caribe, cuentan con CAF -banco de desarrollo de América Latina-, institución en la que no se presenta el problema de falta de representatividad de los países emergentes.  En CAF, de la cual Colombia es socio fundador y cuenta aproximadamente con el 18% de capital accionario, la gobernabilidad es diferente a las instituciones de Bretton Woods, situación que hace que las decisiones de sus operaciones financieras y no financieras se hagan con mayor eficiencia, oportunidad y flexibilidad; y sobre todo con todos los países prestatarios con vocería y representación en el total de la su Junta Directiva.  

CAF fue creado hace 45 años como Corporación Andina de Fomento con cinco países miembros y actualmente es una de las mayores instituciones multilaterales de la Región. Hoy la institución cuenta con 19 países miembros, y el monto de sus operaciones anuales supera las del Banco Mundial en la Región, por lo que se ubica en los niveles de monto de operaciones anuales del Banco Interamericano de Desarrollo. En efecto, CAF aprobó en 2014 más de US$12.000 millones para sus países miembros.

La diferencia de la gobernabilidad de CAF con las instituciones de Bretton Woods es muy importante y se debe a que la propiedad de CAF es de países de la Región, es decir, de los países emergentes (en 97%), teniendo España y Portugal, por razones del vínculo cultural con la Región, el restante 3%. En CAF todos los países aportantes tienen derecho de recibir servicios financieros y no financieros. Y en efecto así ocurre en la práctica.

En el FMI y en el Banco Mundial hay una clara diferenciación entre los países que aportan o donantes (los países desarrollados principalmente) y los países que reciben créditos (considerados emergentes o en vías de desarrollo). La distinción entre el papel de los países aportantes y los que reciben créditos produce una  gobernabilidad muy particular, ya que los intereses de los aportantes prevalecen sobre los que reciben el servicio financiero, lo que hace que el proceso de toma de decisiones sea más complejo predominando por lo general los intereses de los aportantes.

En este sentido, CAF reconoce la decisión soberana de sus países miembros de adoptar los modelos de desarrollo y crecimiento que consideran más adecuados para el bienestar de su población, y apoya con sus servicios financieros y no financieros los programas y proyectos de todos sus países miembros. Al hacer esto se logra no solo una contribución a los esfuerzos de desarrollo, sino un enorme compromiso de los países que conforman la institución. Este compromiso se manifiesta a través de las capitalizaciones sucesivas que ha tenido la institución, así como a través de las amortizaciones de los préstamos de acuerdo con lo establecido en los distintos contratos, resultando en que CAF es un acreedor preferido. 

Gracias al manejo altamente profesional de la institución, adecuándose constantemente a las necesidades cambiantes de sus países miembros, CAF es reconocida internacionalmente como un banco regional de primera línea y con acceso a los mercados financieros como el mayor emisor de la Región con una calificación en los niveles de AA, superior a la de sus países miembros.

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