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El proyecto finaliza la renovación de la orilla del río Hudson a la altura del Meatpacking Distric.
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La isla de Manhattan cuenta con 853 kilómetros de costa que pasaron de ser el puerto más ajetreado del mundo a caer en la degradación cuando el tráfico se desvió a New Jersey en los años 50
El rechazo comenzó a cambiar en 2002 con la llegada a la alcaldía del multimillonario Michael Bloomberg. Se empeñó en llenar la costa de parques, carriles bici y árboles. Y fue así como la ciudad se abrió a los ríos. Más difícil de imaginar era la existencia de una playa, pero 20 años después, el sueño se ha hecho realidad.
La primera playa pública ya está disponible para disfrutar del 'veranillo de San Miguel' que vive estos días Nueva York tras el paso del huracán Ofelia. La novedad llega con un pequeño inconveniente. No está permitido el chapuzón debido a la polución del agua del río Hudson.
Así lo advirtieron los encargados de inaugurarla. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, y el alcalde, Eric Adams, ambos demócratas. El proyecto lo heredaron del anterior edil, Bill de Blasio, que continuó con la regeneración de las riveras iniciada por Bloomberg.
Tras cuatro años de trabajos y un presupuesto de US$73 millones, la apertura del parque de 22.257 metros cuadrados que alberga la playa ha completado el desarrollo urbanístico planeado para la ribera del modernizado Meatpacking Distric.
Regeneración del área
Está situado sobre la península de Gansevoort, que hasta el Departamento de Saneamiento utilizaba hasta hace poco para aparcar camiones de basura. En frente del Museo Whitney, al lado del parque flotante de Little Island, inaugurado en 2021, y a la altura del desaparecido muelle 59 donde llegaron los supervivientes del Titanic.
En el horizonte se avista la Estatua de la Libertad, la isla de Ellis, destino de los inmigrantes a principios del siglo XX, y al sur el One World Trade Center. "Estos son los lugares que nos recuerdan de qué se trata Nueva York, quiénes somos como pueblo, especialmente en momentos donde se ponen a prueba esos valores", dijo Hochul, durante la inauguración.
Para hacerla realidad se han utilizado 1.200 toneladas de arena, una decena de sombrillas y las clásicas sillas de exteriores de estilo Adirondack, que se popularizaron en los sanatorios de tuberculosis cercanos. Como la playa solo es apta para tomar el sol, también existe un área de duchas de vapor de agua para refrescarse.
Los aficionados al kayac y los navegantes de embarcaciones sin motor tendrán ahora acceso directo al agua, mientras que los aficionados al ejercicio podrán disfrutar de un nuevo campo deportivo contiguo. También cuenta con un área de picnic con bancos y mesas, así como una zona de césped y unas marismas artificiales.
La arena da directamente a una obra de arte que recuerda al pasado artístico de la zona. Se trata de la estructura de hierro que reproduce las dimensiones de la desaparecida nave industrial del muelle 52 que ocupó en 1975 el artista Gordon Matta-Clark cuando el área era un nido de prostitución y menudeo de drogas.
La convirtió en su lienzo con pinturas y cortes en las paredes. Con el título de 'Day's End' (Final del día, en español), la instalación permanente es obra del artista David Hammons y fue donada por el Museo Whitney. "Hace veinticinco años, renovar este área era un sueño y Gansevoort era uno aún más grande", reconoció Noreen Doyle, presidenta y directora ejecutiva de Hudson River Park Trust en un comunicado.
Esta transformación afronta ahora otro reto más ambicioso. Mantener y ampliar la marisma ecológica con 20 millones de ostras construida frente a la playa. El objetivo es devolver a las costas de Manhattan el molusco que ya pescaban los indios nativos Lenape antes de que los holandeses les compraran la isla por 24 dólares en 1626.
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