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Hace poco me encontré con que en Berlín, Alemania, existe un almacén que ofrece a sus consumidores ropa añeja.
Prendas que fueron diseñadas y confeccionadas en los años 90 y que jamás fueron usadas; pero con precios comunes a los de cualquier prenda de ese mismo estilo, ya sea camisa, pantalón o chaqueta, en el mercado de hoy.
Este concepto que, como el vino, tiene la idea de dejarse madurar para luego ser vendido, poco a poco se gana el gusto, el afecto y el reconocimiento de los europeos.
Por otro lado y mucho más conocida y generalizada, está la estética vintage, pues personajes de la escena artística eligen accesorios o vestidos que pertenecen a colecciones que vieron la luz en otra época y los usan de manera especial en alfombras rojas.
Muchos recordamos a Julia Roberts, ceñida en un hermoso vestido negro y blanco vintage de Valentino, cuando recibía el premio Óscar por su interpretación de Erin Brockovich.
La seducción que provoca lo vintage radica en que son productos que cuentan con una excelente manufactura, y los materiales que se usaron para su fabricación normalmente ya salieron del mercado, y si existen, suelen tener unos precios astronómicos.
También lo vintage tiene la característica de contar con productos que no fueron hechos en serie y, que de ser así, son muy pocos los que sobreviven hoy por hoy.
Quienes son afines o seguidores de este estilo, le dan un gran valor a la historia que lleva detrás, de qué época era y a quién pudo pertenecer. Tal es el gusto que en Japón pagan alrededor de USD$10.000 por un par de blue jeans viejos. Incluso hay registros de personas que han pagado hasta USD$100.000 por unos Levi’s hechos en 1873. Para muchos es como comprar una obra de arte.
Hay diseñadores de ropa, de joyas y de muebles por ejemplo, que en sus colecciones se inspiran en lo vintage o retro y crean modelos que claramente hacen alusión a otro tiempo.
En la música, puede haber algo de eso, pues en la pasada entrega de los premios Grammy vimos muchos artistas con estilo alusivo a otra época, y uno que otro sonido se sentía permeado por el pasado. Así que busque en el cuarto de San Alejo, de pronto se lleva alguna sorpresa que ¡el viento no se llevó!
La exposición combina la presencia de técnicas como el tallado en madera, con el grabado, la serigrafía, la ilustración y la pintura