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La vestimenta debe reflejar luto y respeto por el difunto sin ningún atisbo de ostentación ni distracción. No acepta colores oscuros, azul, gris, blanco o semejantes.
El funeral de un Papa es uno de los actos más solemnes del mundo. Asisten líderes políticos, religiosos y de la realeza. Por su importancia, el código de vestuario para asistir no solo es estricto, es sacrosanto. La etiqueta estipula negro riguroso, lo cual se refiere a que sea mate, sin brillo. La vestimenta debe reflejar luto y respeto por el difunto sin ningún atisbo de ostentación ni distracción. No acepta colores oscuros, azul, gris, blanco o semejantes.
Los presidentes, primeros ministros y diplomáticos tienen como uso obligatorio la corbata negra. Las mujeres deben evitar faldas cortas y pantalones, no hay espacio para los escotes ni los brazos descubiertos. Los zapatos deben ser cerrados y con una altura promedio. Los accesorios sin brillo y de tamaño pequeño. Y el maquillaje sobrio, sin colores llamativos.
Existe una excepción a la regla que se titula “el célebre privilegio blanco”. Es únicamente para las mujeres que hacen parte de la realeza y son católicas. Ese es el caso de la reina Leticia de España, la Princesa Charlotte de Mónaco y la Duquesa María Teresa de Luxemburgo. Ellas son las únicas que pueden vestir de blanco. Sin embargo, pueden renunciar a este derecho y acogerse al luto que en este caso es denominado como el lenguaje universal.
Además, pueden incluir en su atuendo una mantilla de encaje que cubre cabeza y hombros; esta puede ir blanca o negra dependiendo la decisión tomada. Únicamente es aceptable en el caso de estas mujeres para mostrar distinción.
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