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Los intermediarios del bisturí que hoy marcan tendencia
Los beauty brokers son atractivos, pues más allá de dar asesoría, se muestran como un método seguro que permite evitar decepciones tras una cirugía plástica
En el mundo de las finanzas es muy común recurrir a un broker para que le ayude a manejar sus acciones. Sin embargo, gracias a que las cirugías estéticas son cada vez más populares y se han convertido en todo un negocio, surgió una nueva figura en la industria de la belleza que también está tomando fuerza, pero que en lugar de títulos financieros transa procedimientos estéticos.
Se trata de los beauty broker. Son consultores que, aunque no hacen cirugías, funcionan como una especie de cazatalentos de la estética, que guían a los clientes hacia los mejores cirujanos plásticos dependiendo de sus aspiraciones, necesidades y presupuesto.
De igual manera, el trabajo de un beauty broker consiste en traducir los términos complejos del sector médico, con el objetivo de poder reducir la ansiedad en los pacientes, así como también negociar los precios y garantizar el acompañamiento antes y después de que se realice el procedimiento quirúrgico.
Este fenómeno es un claro reflejo de cómo la cirugía plástica se ha sofisticado tanto, que ahora algunos segmentos ven la necesidad de tener intermediarios que sean expertos en la materia.
No obstante, esto representa un gasto adicional para quienes deciden contratar al broker, pues además del monto a pagar por la cirugía, debe sumarle los honorarios de dicha persona. Por ejemplo, Melinda A. Farina es conocida como The Beauty Broker en Nueva York y cobra cerca de US$750 por una hora de consulta, mientras que otros miembros de su equipo puede llegar a ofrecer asesorías que van desde los US$350 dependiendo del experto.
Aunque en el mercado en general, tanto de EE.UU. como de Europa, es posible encontrar servicios que pueden ir hasta los US$2.500.
Este nuevo modelo de negocio viene creciendo en medio del aumento en procedimientos quirúrgicos como lo pueden ser las rinoplastias, la blefaroplastia o los liftings faciales, que hoy están ganando popularidad en redes sociales y en ciertos segmentos de la sociedad.
Algo importante en esta tendencia, es que, aunque la “profesión” nació en Estados Unidos, los beauty brokers ya están comenzando a figurar en otros mercados en los que la belleza también es protagonista. Por ejemplo, en países como Emiratos Árabes y Reino Unido, la presencia de estos consultores está relacionada con el turismo médico de lujo.
“Los beauty brokers simplemente llegan y el médico es contratado para sus servicios. Pero no se está haciendo manejo integral del paciente”.
En el caso de América Latina, el fenómeno aún no es tan fuerte, pero Colombia se perfila como un gran terreno fértil, y más si se tiene en cuenta el reconocimiento del país en el exterior por sus excelentes cirugías estéticas, con tarifas que pueden ser hasta 40% menos que en EE.UU. y con clínicas destacadas en ciudades como Medellín, Cali y Bogotá.
A propósito del tema, el doctor Camilo Galeano, experto en estética dental y ortodoncia, comentó que “en Estados Unidos la figura del beauty broker está muy posicionada, pero en Latinoamérica aún es algo nuevo. En Colombia, donde tenemos un gran mercado de cirugía estética y turismo médico u odontológico, cada vez aparecen más intermediarios que ayudan a orientar, aunque la mayoría de pacientes sigue acudiendo directamente al consultorio del especialista”.
Bajo ese contexto, un beauty broker en Colombia podría llegar a cobrar US$1.000 por consulta, una cifra competitiva si se compara con los mercados de Dubái o Nueva York.
En contraste, Lina Triana, miembro de la Junta Directiva de la Isaps, aseguró que “en realidad, cuando hablamos de salud, no deberíamos tener un intermediario. Debería trabajar directamente el paciente con su médico. Es muy importante entender qué necesita el paciente para ver qué le vamos a hacer, y muchas veces con el beauty broker, el médico o el cirujano termina siendo, un eslabón más dentro de la cadena”.
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