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Alza del IPC superó las estimaciones e intensificó el debate sobre la duración de la presión y el efecto de los estímulos del gobierno
Los precios al consumidor de Estados Unidos registraron la mayor alza desde 2009, superando los pronósticos e intensificando el debate ya acalorado sobre cuánto durarán las presiones inflacionarias.
El índice de precios al consumidor aumentó 0,8% con respecto al mes anterior, lo que refleja ganancias en casi todas las categorías principales y una señal de que la creciente demanda está dando a las empresas libertad para traspasar costos más altos. Excluyendo los componentes volátiles de alimentos y energía, el llamado IPC subyacente subió 0,9% desde marzo, la mayor cantidad desde 1982, según datos del Departamento de Trabajo del miércoles.
La ganancia en el IPC general fue el doble que la proyección más alta en una encuesta de economistas de Bloomberg. Al igual que en el informe de empleo mensual de la semana pasada, los pronosticadores están luchando por controlar la rápida reapertura de la economía.
El informe mostró fuertes aumentos en los precios de los vehículos, los servicios de transporte y las estadías en hoteles, ya que las empresas más afectadas por la pandemia reabren de manera más amplia y los estadounidenses vacunados reanudan los viajes.
“Las influencias transitorias de la pandemia contribuyeron claramente a la sorpresa, pero hay una firmeza residual en la inflación subyacente que es difícil de ignorar”, dijo Michael Gapen, economista jefe para Estados Unidos de Barclays Plc.
Aparte del efecto de reapertura, “todavía hay cierta firmeza residual que sugiere que los riesgos en torno a la inflación en el corto plazo todavía están sesgados al alza”, añadió.
Los bonos del Tesoro cayeron por la sorpresa de la inflación, con el rendimiento a 10 años llegando a 1,67%, mientras que los futuros del S&P 500 se mantuvieron a la baja.
“Las influencias transitorias de la pandemia contribuyeron a la sorpresa, pero hay una firmeza residual en la inflación subyacente que es difícil de ignorar”.
La cifra anual del IPC aumentó a 4,2%, la mayor desde 2008, aunque una cifra distorsionada por la comparación con el índice deprimido por la pandemia en abril de 2020. Este fenómeno, conocido como efecto base, también sesgará la cifra de mayo, y enturbiará el debate sobre la inflación en curso.
Si bien los funcionarios de la Reserva Federal y los economistas reconocen el impulso temporal, no está claro si se está produciendo un repunte más duradero de las presiones inflacionarias en un contexto de aumento de los costos de las materias primas, billones de dólares en estímulos económicos gubernamentales y signos incipientes de mayores costos laborales.
La medida básica del IPC, que también estuvo sesgada al alza por el efecto base, subió 3% frente a hace 12 meses, la mayor desde 1996. Durante el último año, la métrica de inflación subyacente anual se había mantenido por debajo de 2%.
El informe del miércoles da luces sobre las crecientes presiones a los precios en todos los sectores de la economía. Los salarios han mostrado signos de recuperación y los desafíos de la cadena de suministro han alargado los tiempos de entrega y han elevado los precios de los materiales.
Si bien es un desafío para los productores, la creciente demanda de los consumidores también ha dado a las empresas más confianza en que podrán transferir algunos de los nuevos costos. Si se mantienen, los cuellos de botella en la producción podrían representar un riesgo de una aceleración de la inflación al consumidor.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dicho que la presión al alza sobre los precios por el repunte del gasto y los cuellos de botella de la oferta solo tendrán un impacto "transitorio" en la inflación, pero muchos no están de acuerdo. Las expectativas del mercado de bonos sobre el ritmo de la inflación de los precios al consumidor durante los próximos cinco años aumentaron a principios de esta semana a su nivel más alto desde 2006.
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