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En la última zafra de trigo la cosecha local produjo el doble de lo que el mercado interno demanda, no obstante es probable que haya que importar granos dentro de algunos meses
Si bien la última producción local de trigo brindó el doble de volumen de lo que el mercado interno demanda, los buenos precios por el cereal incrementaron el flujo exportador y es probable que en los próximos meses haya que importar para cubrir la necesidad interna, una práctica que de suceder no será innovadora.
Considerando los stocks existentes, en baja, y una demanda local estabilizada, si bien todo depende de cómo siga el flujo exportador es probable que haya que importar trigo al inicio de la primavera, seguramente en octubre, aunque capaz eso puede suceder antes.
Fuentes del sector de la molinería harinera dijeron este viernes a El Observador que en caso que haya que importar seguramente se ponga el foco en el trigo argentino, por factores como disponibilidad, calidad y menor costo de flete, y que el recurso de importar no incide automáticamente en un incremento en los alimentos elaborados con harinas.
Incluso si pasa, puntualizaron, no debería ser en niveles excesivos.
De inmediato aclararon que en un escenario internacional caracterizado por la volatilidad de los precios siempre hay que dejar la puerta abierta a que suceda algo extraño.
En declaraciones a La Mañana, Catalina Rava, coordinadora del área de cadenas agroindustriales de la Oficina de Planificación y Políticas Agropecuarias (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), indicó esta semana que el stock nacional de trigo al cierre de abril era el menor registro de mayo en los últimos 10 años.
Eso tiene como explicación el incremento en las exportaciones del cereal uruguayo: 640.000 toneladas de noviembre de 2021 hasta mayo de 2022, por US$200 millones, informó.
Se aprovechó para exportar todo lo que había, expresó la funcionaria, de modo de aprovechar un precio excelente comparado con lo habitual, tanto que hubo picos de US$350 por tonelada apenas se activó la invasión de Rusia a Ucrania y promedios en el eje de los US$315.
Desde uno de los molinos uruguayos se indicó a El Observador que la importación de trigo es una práctica ya ejercida en diversos años, con variaciones en el momento en el que sucede y con años en los que no ha sido necesario hacerlo.
Según señaló, es recurrente priorizar la exportación para aprovechar buenos valores e importar luego si es necesario cubrir un hueco en la demanda, solo que ahora dado el escenario de pandemia y guerra el mercado internacional está más volátil, caliente, impredecible y llama la atención cualquier movida de exportación o importación que se salga de los carriles habituales.
El nuevo trigo de Uruguay, producto de la siembra que está concluyendo, se comenzará a recoger de las chacras a fines de noviembre, en una superficie que si bien no hay datos oficiales aún, puede ser igual o algo mayor a la del año pasado, en el eje de las 250 mil hectáreas.
Stock en baja
Con base en datos de Monitor Agrícola, los stocks locales de trigo al 1º de junio sumaron 207.641 toneladas frente a las 241.671 toneladas del mes anterior, según los datos del relevamiento del Plan Nacional de Silos que no incluye el grano embolsado en chacra o en acopios con capacidad inferior a 1.000 toneladas.
Ese volumen es 27% inferior a las 285.954 toneladas del stock de igual fecha de 2021.
De acuerdo a los datos del plan, había trigo declarado dentro del rubro industrial por 114.741 toneladas. El mayor volumen declarado está en San José con algo más de 67.000 toneladas, seguido por Soriano con 43.500 toneladas.
Según operadores del mercado, a corto plazo se espera que se exporte un barco y la mitad de otro con trigo tras la salida de la cosecha de soja.
Tres datos sobre el trigo uruguayo
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