Manual para entender el estado de la negociación entre Grecia y sus socios

Así está la situación en este momento:

La ruptura de la negociación

El 26 de junio Tsipras consideró que la oferta de la Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) era una humillación inaceptable. El primer ministro aseguró que el paquete de medidas le obligaba a cruzar líneas rojas en pensiones, IVA y mercado laboral, entre otras cosas, y que no podía aceptarlo. Convocó un referéndum para el domingo 5 de julio sobre la penúltima propuesta de la troika y se posicionó a favor del no.

El camino al corralito

Durante los tres días siguientes todo se descontrola: el resto de socios del euro considera que la convocatoria del referéndum cuando todavía estaban sentados en la mesa y el posicionamiento en contra del Gobierno, equivale a una ruptura unilateral de las negociaciones. El BCE capa el domingo la liquidez de emergencia a la banca griega y el Gobierno se ve obligado a imponer un corralito financiero y vacaciones bancarias hasta, como mínimo, el domingo que viene. Atenas lo niega, pero desde el lunes, los pesos pesados de la UE han dejado claro que del referéndum depende la permanencia de Grecia en el euro.

El tercer rescate y el 'default'

El martes 30 de junio fue uno de los días más bizarros e intensos desde que el Gobierno de izquierda radical de Syriza llegó al poder. Y ha habido muchos. Ese día Grecia sustituyó a Zimbabue como el último país en incumplir un pago con el FMI y expiró el programa de rescate europeo. Y con él, la última oferta de los acreedores: US$17.770 millones en financiación; compromiso de debatir una posible reestructuración de deuda en octubre y un plan de inversiones de US$38.873,5 millones utilizando fondos estructurales de la UE. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en coordinación con Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, le ofreció una salida: aceptar esa oferta, que había rechazado, y hacer campaña por el sí. Pero en lugar de eso, Tsipras envía una solicitud de tercer rescate, ligado a una reestructuración de la deuda, y, horas más tarde, una carta en la que afirma estar "preparado para aceptar" el acuerdo del 26 de junio, con algunas excepciones menores. Sobre el papel es una concesión enorme: la propuesta que el viernes era una humillación y ahora es la base de un acuerdo para un tercer rescate.

¿Cesión o desafío?

Aunque la carta se envió el martes, no se publicó hasta ayer, 1 de julio, por la mañana, lo que desató especulaciones sobre la posibilidad de que el primer ministro griego cancelara el referéndum. Sin embargo, en un discurso televisivo celebrado por la tarde, Tsipras mantuvo el desafío: habrá referendo y pide el no.

¿Por qué no hay acuerdo?

Por parte de Grecia, las medidas de la propuesta de ayer son muy parecidas a las de la troika del viernes pasado. El gran cuello de botella para Atenas es la reestructuración de su deuda con el fondo de rescate (US$148.608 millones). Atenas quiere un compromiso de que se reestructurará. La eurozona solo ofrece una promesa de debatir el asunto, aunque muchos ministros del euro, entre ellos el español, Luis de Guindos, se han mostrado abiertos a alargar vencimientos y bajar intereses. La línea roja son las quitas al nominal. Por parte del Eurogrupo, se esgrimen varias razones: la propuesta del 26 de junio ha caducado y es legalmente imposible reactivarla; quieren esperar al referéndum del domingo, para ver el resultado; y, tal vez la más importante, tras cinco meses de montaña rusa en las negociaciones, ya no se fían del Gobierno de Tsipras.

¿Qué ocurrirá el lunes?

Lo único que está claro es que el futuro de Grecia pasa por lo que decidan el domingo sus ciudadanos. Ahora mismo hay voluntad política de mantener a Grecia en la eurozona. Si sus ciudadanos votan no, sus hasta ahora socios pueden cambiar de opinión.