Las promesas incumplidas de Anwar provocaron protestas que exigen su destitución

Cuando Anwar Ibrahim llegó al poder a fines de 2022, lo hizo con la promesa de reformas: un gobierno más limpio , un presupuesto más ajustado y una ruptura con la política clientelar que había definido a sus predecesores.

Casi tres años después, poco de eso ha sucedido. Sus planes de subsidios específicos y reducción del gasto público han dado paso, en gran medida, a soluciones rápidas y compromisos políticos.

El primer ministro malasio presentó el miércoles un paquete de estímulo único por un valor aproximado de 2.800 millones de ringgits (US$664 millones) con ayudas económicas y precios de combustible más bajos. Lo llamó un "paquete de apreciación", pero es difícil ignorar el momento oportuno.

El anuncio se produjo pocos días antes de una gran protesta el sábado, donde la oposición, bajo el lema "Turun Anwar" (Anwar, dimite), exige su dimisión. Se espera una participación de más de 100.000 personas, aunque la policía estima una participación menor, entre 10.000 y 15.000. Esta protesta se produce tras otra a principios de mes, protagonizada por cientos de profesionales del derecho por la presunta injerencia en el poder judicial.

Las protestas y el repentino giro del gobierno hacia un gasto populista apuntan a una tensión más profunda en el liderazgo de Anwar: su esfuerzo por equilibrar la restricción fiscal con el mantenimiento del apoyo político. Desde que asumió el cargo, Anwar ha reiterado la necesidad de que Malasia recorte su gasto en subsidios de US$12.000 millones y reduzca su déficit fiscal. Sin embargo, sus últimas acciones van en la dirección contraria.

“Existe un riesgo real de que el gobierno anuncie políticas que parezcan reaccionarias”, declaró Asrul Hadi Abdullah Sani, socio de ADA Southeast Asia, una consultora de asuntos públicos. “Tales acciones podrían socavar la credibilidad fiscal de la administración y descarrilar su plan económico”.

Anwar mantiene un firme control del poder, con una fuerte mayoría parlamentaria y un mandato que se extiende hasta fines de 2027. Pero los analistas dicen que la creciente frustración pública se perfila como el desafío político más difícil que ha enfrentado desde que asumió el cargo.

"Si bien la posición de Anwar es segura, la continua reacción pública podría amenazar sus posibilidades de un segundo mandato", dijo Asrul Hadi.

La Oficina del Primer Ministro no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios el viernes.

Anwar, al menos públicamente, ha restado importancia a las protestas, diciendo al personal del Ministerio de Finanzas que "no hay impacto" y desafiando a la oposición a presentar una moción de censura, algo que todavía no han hecho.

Su gobierno ha alcanzado algunos logros, incluido un récord de 378,5 mil millones de ringgit en inversiones aprobadas el año pasado y una nueva zona económica especial con Singapur diseñada para apoyar el crecimiento futuro.

Déficit más alto

Se prevé que el último paquete de estímulo eleve el déficit fiscal de Malasia al 4,1 % este año, por encima del objetivo gubernamental de 3,8 %, según Kenanga Research. También podría frustrar el objetivo a largo plazo de reducir el déficit al 3,5 % para 2027.

El gobierno de Anwar ha tomado medidas para ajustar el gasto mediante la reducción de los subsidios al diésel y la ampliación del impuesto sobre las ventas y los servicios. Sin embargo, los subsidios a la gasolina siguen siendo políticamente sensibles . A pesar de los planes previos para limitar los subsidios al combustible a los grupos de bajos ingresos, el precio del RON95, el tipo más popular, se redujo recientemente de 2,05 a 1,99 ringgits para todos los malasios.

“Se espera que el ahorro neto derivado de la racionalización sea limitado”, afirmó Kenanga. El gobierno había estimado que la reducción de los subsidios a la gasolina le supondría un ahorro de 8 mil millones de ringgits al año.

Los economistas de CIMB Securities afirman que el aumento de los ingresos fiscales y los ahorros derivados de los recortes a los subsidios al diésel anunciados previamente podrían ser suficientes para compensar la última ronda de gasto. Otros advierten que el mayor riesgo radica en que el gobierno ceda y abandone por completo sus objetivos de déficit.

“El riesgo para el objetivo fiscal es que el gobierno luego lo reajuste bajo presión política debido a la reacción pública”, dijo Azizul Amiludin, investigador principal del Instituto de Investigación Económica de Malasia.

Un gasto excesivo podría socavar la confianza de los inversores y aumentar el coste de la deuda, poniendo en riesgo la alta calificación crediticia de Malasia entre las economías emergentes del Sudeste Asiático y, con ella, la ambición del país de convertirse en una nación desarrollada y de altos ingresos. Para Anwar, esto no solo amenaza su credibilidad, sino que también lo expone a crecientes ataques de la oposición y añade tensión a una frágil coalición integrada por casi 20 partidos.

Esa presión va en aumento. Malasia se enfrenta a una difícil situación económica pospandémica, al tiempo que negocia la reducción de los aranceles estadounidenses sobre exportaciones clave. La última ayuda económica podría impulsar temporalmente el consumo interno, pero con Anwar a mitad de mandato, el margen para tomar decisiones difíciles , como las relativas a los subsidios a los combustibles, se está reduciendo rápidamente.

“De su discurso nacional se desprende claramente que el gobierno ya está en modo de campaña”, dijo Adib Zalkapli, fundador de la consultora geopolítica Viewfinder Global Affairs.

La protesta programada para el sábado en Kuala Lumpur es la primera manifestación multitudinaria que desafía directamente a Anwar. Organizada por el partido opositor Parti Islam Se-Malaysia, lo acusa de incumplir sus promesas de campaña, gestionar mal la economía y mostrar tendencias autoritarias , incluyendo su controvertido intento de obtener inmunidad legal ante una acusación de agresión sexual.

Se espera que la manifestación de dos horas esté encabezada principalmente por los rivales políticos de Anwar, entre ellos los ex primeros ministros Mahathir Mohamad y Muhyiddin Yassin. Un grupo de destacadas organizaciones no gubernamentales se desvinculó del evento el viernes, afirmando que apoyan las reformas institucionales, pero no respaldan un cambio de gobierno a mitad de mandato.

Las autoridades afirman que no bloquearán la manifestación. Las carreteras permanecerán abiertas, y es probable que varias cerca del centro de la ciudad sean desviadas. Aun así, la Fiscalía General advirtió el miércoles a los funcionarios públicos que no participaran, imitando las tácticas de administraciones anteriores contra las que Anwar luchó.