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Los inversores analizan la implementación de medidas que buscan sanear las cuentas del banco central y encaminar la golpeada economía
La plaza financiera de Argentina operaba con dispares tendencias en momentos en que los inversores analizan la implementación de medidas que buscan sanear las cuentas del banco central Bcra y encaminar la golpeada economía del país, previo al dato de inflación de junio.
La ronda bursátil Merv de Buenos Aires crecía un leve 0,15% a 1.708.154,92 unidades hacia las 1405 GMT, tras marcar en la víspera un valor máximo histórico de 1.723.014,51 puntos.
"Las acciones domésticas tuvieron una semana positiva con subas en todos los sectores, y recuperando posiciones en general", dijo Capital Markets Argentina.
Agregó que la mejora se da "en un escenario con expectativas dañadas por el diferimiento en la proyección de la salida del cepo, control cambiario, potenciado por tasas de interés neutras y una profundización de la brecha entre los tipos de cambio libres y el oficial".
El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo el jueves en declaraciones radiales que el 'Impuesto País', tributo que se abona sobre ciertas operaciones en moneda extranjera, tendrá una reducción en septiembre del 17% al 7%.
Por otra parte, afirmó que se mantendrá el actual ritmo de devaluación del peso en un 2% mensual para mantener a raya la inflación. Analistas consultados por Reuters estiman que la inflación de junio sería del 5,1%.
En medio de presiones cambiarias por toma de coberturas, el peso en el mercado informal o 'blue' ARSB= bajaba a 1.470 unidades por dólar para la venta, renovando niveles mínimos históricos, lo que implicaba una brecha cambiaria del 59,8% frente a la cotización oficial de 920 unidades ARS=RASL.
"Crece la atención sobre la dinámica de las reservas en este período más desafiante y también el debate sobre las estrategias camino a la salida del cepo, incluidas las negociaciones con el FMI para alcanzar un nuevo programa, un hito que resulta crucial para incentivar inversiones y mejorar las expectativas", dijo el economista Gustavo Ber.
Solo en intereses, las naciones en desarrollo pagaron US$415.000 millones, recursos que dejaron de destinarse a servicios esenciales como educación, salud primaria o infraestructura básica
El índice califica el riesgo político en una escala de 0 a 100, donde 100 representa el riesgo máximo y el peligro inminente de colapso
Los niveles de empleo se mantuvieron prácticamente sin cambios, como consecuencia de la reticencia de las empresas a contratar
