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Los inversores siguen enfrentándose a los riesgos de una inflación arraigada y unos tipos que han subido con fuerza en las últimas semanas
Los valores tecnológicos de megacapital cayeron por tercera semana consecutiva -la racha más larga de este tipo en 2023- debido a que el temor a una subida de los tipos de interés mundiales pesó en el ánimo, mientras que los bonos rebotaron desde mínimos de varios años.
Las acciones subieron en los últimos minutos de la sesión en movimientos probablemente exacerbados por el gigantesco vencimiento de opciones del viernes. No fue suficiente, ya que el S&P 500 y el Dow Jones Industrial Average terminaron la sesión sin cambios. El Nasdaq 100 bajó 0,2%, mientras que el índice Msci de renta variable mundial registró su mayor pérdida semanal desde la quiebra del Silicon Valley Bank en marzo.
Aunque el temor a una recesión inminente se está desvaneciendo, los recelosos inversores se enfrentan en cambio a una inflación arraigada y a la perspectiva de un mayor endurecimiento de la política monetaria. Esto perjudicó a los activos de riesgo, como el Bitcoin, que cayó hasta 8%, y el petróleo, que registró su primera pérdida semanal desde junio.
"A los inversores les preocupa que, si el rendimiento de los bonos sigue subiendo, la economía sea demasiado fuerte y la Reserva Federal tenga que subir más los tipos de interés", dijo David Donabedian, director de inversiones de Cibc Private Wealth US. "Y con el rendimiento de los bonos lo suficientemente alto, eso supone una competencia para los inversores en renta variable, que consideran que el mercado de bonos es menos arriesgado que el de acciones en estos momentos".
Los mercados de renta fija rebotaron al alza el viernes ante la especulación de que las pérdidas podrían haber sido exageradas. En el Tesoro, la rentabilidad del bono a 10 años retrocedió desde los niveles del jueves, que se acercaban a los máximos desde 2007. Los bonos británicos y alemanes avanzaron.
Según Andrew Hunter, economista jefe adjunto para EE.UU. de Capital Economics, los mercados están en vilo ante la reunión anual de responsables políticos que se celebrará la semana que viene en Jackson Hole, Wyoming.
"Las expectativas de una reactivación económica han aumentado", escribió Hunter. "Pero con pocas pruebas de que un crecimiento más fuerte amenace con reavivar las presiones inflacionistas, no creemos que haya necesidad de que Powell desempolve su guión de halcón del evento del año pasado".
En otra señal de nerviosismo, el índice de volatilidad Cboe subió por encima de 18 intradía, tocando el nivel más alto desde mayo. Michael Hartnett, de Bank of America Corp., advirtió de que las acciones podrían caer otro 4%, dadas las turbulencias económicas de China y el aumento de los rendimientos de los bonos.
Es probable que el vencimiento de las opciones fuera la causa de algunos de los agitados movimientos del viernes en la renta variable. Según una estimación de Rocky Fishman, fundador de la empresa de análisis de derivados Asym 500, el viernes vencen unos 2,2 billones de dólares en contratos a largo plazo vinculados a acciones e índices.
No todos en Wall Street confían en que pueda evitarse una recesión económica. Jeremy Grantham, cofundador de la firma de inversión Grantham Mayo Van Otterloo, con sede en Boston, reiteró su llamamiento a una recesión.
La inteligencia artificial es muy importante, dijo Grantham, después de que el auge de los valores ligados a la IA evitara sus funestas predicciones anteriores sobre un ajuste de cuentas del mercado, pero "quizá sea demasiado poco y demasiado tarde para salvarnos de una recesión".
Nvidia Corp., el ejemplo a seguir del frenesí bursátil alimentado por la IA, presentará sus resultados el miércoles.
"Los mercados están siendo golpeados por una tormenta perfecta en medio de la subida de tipos, el empeoramiento de los datos en China y la escasa liquidez del verano", escribió en una nota Emmanuel Cau, estratega de Barclays Plc.
En otros mercados, el Bitcoin cotizaba en torno a los US$26.000. SpaceX, propiedad de Elon Musk, vendió la criptodivisa tras depreciar US$373 millones, según informó The Wall Street Journal. El dólar, a la deriva.
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