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El régimen de Riad, a partir del próximo abril, suministrará al mercado 12,3 millones de barriles de petróleo al día
Los inversores respondieron con una notable toma de posiciones al mayor derrumbe en 30 años en el precio del petróleo. Los analistas reiteran que la ruptura de la política de recortes de la Opep en plena caída de la demanda provocará un excedente de crudo. Pero a la espera de las medidas de estímulo de gobiernos y bancos centrales, también destacan que el desplome del crudo deja muy tocada a la industria del petróleo no convencional en EE.UU..
Gran parte de las miradas en el inicio de la jornada estaban puestas en el precio del petróleo. Después del derrumbe histórico del lunes, de su evolución podría depender el rumbo del conjunto de los mercados financieros. Así ha sucedido en los primeros compases de la sesión. El rebote inicial del crudo ha sido acompañado por una moderada remontada en las Bolsas de Asia y Europa.
El precio del petróleo intenta afianzar su recuperación con subidas que han alcanzado 10%, menos de la mitad aún de lo perdido ayer. El barril de Brent, de referencia en Europa, salió de mínimos de 2016 para cerrar en niveles próximos a los US$38.
La cotización del barril tipo West Texas, de referencia en EE.UU., también ha firmado una remontada de 10%, que ha impulsado su precio hasta los US$34,36.
Los analistas coinciden en destacar que si bien la guerra de precios con Rusia por la que ha optado repentinamente Arabia Saudí ha desatado el desplome del petróleo, también ha conseguido un efecto inmediato sobre la industria del ‘shale oil’, responsable de los continuos récords históricos de producción de crudo de Estados Unidos.
Los analistas de DWS destacan en este sentido que en las disputas entre Rusia y Arabia Saudí “es probable que particularmente los productores de petróleo de EE.UU. sean los que más sufran a corto plazo”.
Directivos de empresas estadounidenses volcadas a la producción de petróleo no convencional reconocen abiertamente a Reuters que tendrán que frenar drásticamente sus operaciones, sin descartar incluso una paralización al menos momentánea, puesto que los niveles de US$30 en el precio del crudo prácticamente imposibilitan la rentabilidad de sus negocios.
Un freno en la producción de crudo de EE.UU. permitiría paliar los aumentos de bombeo que preparan Rusia y Arabia Saudí, a la espera de que una contundente batería de medidas de estímulo por parte de gobiernos y bancos centrales permita moderar los efectos del coronavirus en la economía y, por extensión, en la demanda de petróleo.
Los mercados cuentan ya con las cifras concretas del aumento de producción que llevará a cabo Arabia Saudí. El régimen de Riad, a partir del próximo mes de abril, suministrará al mercado 12,3 millones de barriles de petróleo al día, 2,5 millones de barriles más que en la actualidad, según ha indicado Saudi Aramco.
Del lado de la demanda, los inversores esperan que las medidas que lancen gobiernos y bancos centrales para paliar los efectos económicos del coronavirus ayuden a suavizar al menos la caída prevista en la demanda. Japón ha anunciado otro paquete de medidas de US$4.000 millones, Trump promete grandes estímulos económicos, y en Europa ultiman la puesta en práctica de nuevas iniciativas.
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