El costo de vida, el gran reto para la nueva agenda de Francia luego de las elecciones

La ira por el costo de vida que sorprendió a Emmanuel Macron a principios de su mandato de cinco años está hirviendo a fuego lento nuevamente, convirtiendo el enfrentamiento principal durante las elecciones con la líder nacionalista Marine Le Pen por la presidencia francesa en una competencia mucho más reñida.

La inflación no ha sido tan fuerte en Francia desde la década de 1980 y las encuestas muestran que llegar a fin de mes es la principal preocupación de los votantes, muy por encima de la incertidumbre sobre la salud y la seguridad.

Macron se adelantó al riesgo de su reelección al gastar grandes sumas a principios de este año para limitar los precios de la energía para los hogares, pero de otro lado, Le Pen aceleró a fondo su campaña sobre lo que los franceses llaman su “poder adquisitivo”.

Una vida costosa
La crisis del costo de vida es, con mucho, el mayor problema para los votantes franceses en 2022 y las preocupaciones han aumentado en las últimas semanas a medida que la invasión rusa de Ucrania hizo subir los precios de la energía.

Le Pen prometía medidas radicales, incluida la eliminación de los impuestos sobre las ventas de algunos bienes y la exención de gravámenes a las empresas si aumentan los salarios en más de 10%.
Eso resonaba entre los votantes y debates que, según una encuesta, decían que Le Pen tenía mejores respuestas que Macron cuando se trata de aumentar sus ingresos, incluso si consideran que sería un mejor presidente para la economía en general.

Si los precios explican la confianza, los franceses tienen razón al estar preocupados. La inflación del 5,1% es la más fuerte desde que el euro se convirtió en la moneda del país hace más de 20 años.
Usando medidas de presión de costos anteriores al euro, los aumentos anuales de precios no han sido tan pronunciados durante más de tres décadas. Las expectativas de inflación se encuentran en el nivel más alto desde que la agencia de estadísticas Insee comenzó a evaluar las preocupaciones por los precios en 1972.

Un argumento que Macron tenía de su lado es que la crisis de costos no es tan dolorosa en Francia como en la mayoría de los demás países europeos, al menos no todavía. Su gobierno ha destinado alrededor de 25.000 millones de euros (US$27.000 millones) este año para cubrir el costo de varias medidas, desde limitar los precios de la electricidad hasta reducir temporalmente el impuesto a la gasolina. En marzo, Insee estimó que las medidas redujeron la tasa de inflación de Francia en alrededor de 1,5 puntos porcentuales .

Perspectiva modificada
En ciclos electorales anteriores, los hogares franceses se volvieron optimistas en los meses previos a la votación, incluso si sus esperanzas generalmente se desvanecían poco después de elegir un nuevo líder. Esta vez, el Gobierno se enfrenta a un viento en contra anómalo: la medida oficial de la confianza del consumidor francés ha tenido una tendencia a la baja desde junio del año pasado.

Diferencia salarial
En la primera ronda de votaciones del 10 de abril, ambos candidatos mejoraron su porcentaje de votos en general en comparación con 2017. Pero Macron, apodado el “presidente de los ricos” por los rivales de izquierda, no logró tantos avances como Le Pen en los distritos electorales con el niveles salariales más bajos. En el otro extremo del espectro de ganancias, el titular obtuvo más apoyo que su rival nacionalista en áreas donde los ingresos son más altos.