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El sismo de magnitud 7,8, el peor en casi 40 años, destruyó construcciones, caminos, cortó el servicio de electricidad y causó heridas a más de 2.000 personas en el país andino.
Durante la jornada del lunes, el presidente Rafael Correa recorría las zonas afectadas en la provincia de Manabí.
“Tememos que (la cifra de fallecidos) suba más”, dijo el mandatario a Reuters mientras caminaba por la zona ante los ruegos imploratorios de los damnificados que le pedían agua.
En la golpeada ciudad de Portoviejo, donde unos 100 reos se fugaron tras el derrumbe de los muros de la prisión, los pobladores se quejaban por su estado de desatención.
Cerca de allí, muchas personas deambulaban en busca de algo valioso entre los escombros y fierros retorcidos. Muchos se llevaban el aluminio de los marcos de las ventanas y cables para venderlos.
La gente también buscaba ropa y zapatos entre las ruinas, mientras la policía intentaba infructuosamente controlarlos, según testigos de Reuters.
Michael Henderson, un analista de la consultora de riesgo Maplecroft, dijo que Ecuador estaba menos preparado para la recuperación de lo que estuvo Chile cuando sufrió un terremoto en el 2010 que causó daños por unos US$30.000 millones.
Cerca de US$600 millones en líneas de crédito de contingencia con organismos multilaterales estaban disponibles para atender la emergencia, dijeron autoridades, explicando que del total, US$160 millones deberían llegar esta semana.
Venezuela, Chile y México enviaron personal y suministros. Unos 400 rescatistas de distintos países latinoamericanos llegaron junto con especialistas en desastres de España y Suiza.
"Ucrania no participará. Ucrania no sabía nada al respecto", dijo a los periodistas durante una sesión informativa desde los Emiratos Árabes Unidos
Los canales abiertos de WhatsApp, afiliados a medios de comunicación promediaron alrededor de 46,8 millones de usuarios promedio mensuales
Un número récord de partidos han presentado la documentación para participar en las elecciones de abril de 2026, lo que podría llevar a que grupos marginales sean impulsados a una segunda vuelta