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La declinación del sentimiento se produce menos de dos meses antes de que May planee iniciar las discusiones mediante la activación del Artículo 50 del Tratado de Lisboa y sugiere que la primera ministra británica podría tener que modificar su posición para que la ruptura no termine por afectar a ambas economías.
“Va a ser muy complicado, muy espinoso”, dijo la semana anterior el primer ministro finlandés, Alexander Stubb, a Bloomberg Television. “Cuando se negocia el Artículo 50, se está hablando de unas 200.000 páginas de legislación secundaria. No va a ser fácil salir”.
Los mensajes de los diplomáticos son que los gobiernos de la UE se disponen a reforzar su argumento de que el Reino Unido no puede estar mejor fuera del bloque que en su interior y que valoran sus propios intereses y la estabilidad regional más que la necesidad de mantener buenas relaciones con el Reino Unido.
Si bien los diplomáticos admitieron que es probable que las negociaciones se prolonguen y que May solo ha hecho una primera maniobra, dijeron que los funcionarios se sorprendieron ante el grado de belicosidad del que ha dado muestra el Reino Unido.
“La UE enfrenta una crisis existencial”, dijo Malcolm Barr, un economista de JPMorgan Chase & Co. “Dará prioridad a un acuerdo que fomente la cohesión entre los 27 países y que demuestre todas las desventajas de una salida, por más que eso le signifique un costo económico a corto plazo”.
Por otro lado, May planteó su estrategia en un discurso de enero y la publicó hace unos días. Apunta a abandonar el mercado único de productos y servicios, a dejar de enviar grandes sumas de dinero a Bruselas, controlar la inmigración y recuperar las facultades legislativas.
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