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El sistema tributario colombiano es el menos competitivo. El diseño y estructura de los impuestos genera menos incentivos a la inversión, según Tax Foundation Org
Colombia cierra el Índice de ‘Competitividad Fiscal Internacional’, Icfi, en el puesto 38 entre 38 países de la Ocde, repitiendo la misma posición que en 2023. El ranking es elocuente pues ,dentro del grupo de economías avanzadas, el sistema tributario colombiano es el menos competitivo según la medición anual de Tax Foundation Org.
Eso significa, en términos prácticos, que el diseño y la estructura de sus impuestos, más allá del nivel de recaudación, generan más distorsiones y menos incentivos a la inversión y al crecimiento que los de sus pares alrededor del mundo. El Icfi evalúa la “competitividad”, es decir, tasas marginales que no castigan tanto inversión y trabajo, y la “neutralidad”, que se refiere a que el sistema no sesgue decisiones económicas, ni premie un sector o forma de financiamiento sobre otra.

Esta evaluación se hace a partir de 42 variables organizadas en cinco pilares: impuesto de renta corporativo, impuestos a las personas, impuestos al consumo, impuestos a la propiedad y reglas transfronterizas. Hay que aclarar que el ranking no puntúa cuánto se recauda, sino cómo está diseñado el código tributario frente a las mejores prácticas relativas dentro de la Ocde.
La pregunta que surge es la más natural de todas: ¿por qué Colombia volvió a quedar como último país en el ranking? El propio informe lo resume sin rodeos. Colombia combina tres rasgos especialmente penalizados en la metodología del índice: tasa de renta corporativa más alta del grupo Ocde; un impuesto al patrimonio permanente; y un impuesto a las transacciones financieras, conocido comúnmente como 4×1000. Esa mezcla encarece el capital, desalienta el ahorro formal y añade fricción al sistema de pagos, tres factores que, por construcción del Icfi, empujan el ranking hacia abajo.
Si se mira cada frente por separado, el retrato es claro. En materia de renta corporativa, la tarifa general es de 35%, por encima de los promedios Ocde y señalada en el informe como la más alta del bloque. Además, ciertos enfrentan recargos temporales, lo que eleva aún más el costo marginal del capital.
Siguiendo con los impuestos a la propiedad, es claro que la reinstalación del impuesto al patrimonio con carácter permanente desde la reforma de 2022, es un lastre claro en la métrica de neutralidad. Esta medida grava el stock de riqueza aun si no genera flujo, castigando el ahorro de largo plazo y la acumulación de capital.
Además de esto, los impuestos al consumo y transacciones, aunque la tasa general de IVA es 19%, muy cercana al promedio de la Ocde, la existencia del gravamen a los movimientos financieros introduce una cuña adicional sobre pagos y retiros, una figura que el índice considera particularmente agresiva. El resultado agregado ubica a Colombia al final de la Ocde, mientras Estonia, Letonia y Nueva Zelanda encabezan el índice gracias a códigos más simples, neutrales y con mejor integración entre impuestos corporativos e individuales, por ejemplo, gravar utilidades solo al distribuirse, o limitar el impuesto patrimonial a la tierra y no al capital construido.
Comparación regional. Incluso frente a sus vecinos Ocde, Colombia luce rezagada. Chile aparece en la mitad baja de la tabla, pero lejos del fondo, en el puesto 29, mientras México se ubica 23 y muestra una mejora con respecto a 2023. Dentro de América Latina - Ocde, Colombia no solo es última, sino que tampoco logra recortar distancia frente a los países de la región, quienes si muestran cambios positivos.
La última posición no es un accidente aislado. En 2023, Colombia también terminó de 38 entre 38. La persistencia sugiere un problema estructural de diseño que no se corrige solo con ajustes menores de tasas o beneficios sectoriales.
El Índice de Competitividad fiscal internacional 2024 vuelve a colocar a Colombia en la última posición de la Ocde y la situación parece no cambiar pronto. Con la alta deuda fiscal, con los problemas del Estado en recaudar los fondos para su presupuesto y los nuevos intentos de consolidar una tributaria, es probable que Colombia siga apareciendo entre los peores países en este índice.
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