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El primero es que tendrá que enfrentar una ruptura definitiva de las relaciones bilaterales con los vecinos del sur, lo que disminuirá en gran medida el comercio. “Venezuela exportaba desde Brasil, principalmente, medicamentos y carnes, por ejemplo. Con las restricciones que se le impusieron, los costos arancelarios serán mucho mayores, lo que la obligará a tener que mirar a otros vecinos estratégicos que les permitan llevarlos, como es el caso de Colombia”, explicó Luis Nelson Beltrán, experto en relaciones internacionales de la Esap.
En segundo lugar, el experto explicó que sería el fin de la balanza deficitaria de US$5.000 millones. El acuerdo al que ingresó en 2012, hacía que Venezuela tuviera con los socios de Mercosur, principalmente con Brasil, una balanza deficitaria de US$5.000. Eso venía generándole problemas a la industria casi inexistente del país. La salida del acuerdo le permitirá salir de ese déficit tan fuerte.
Tercero, es que acabaría la idea de Petroamérica. “A Venezuela le quedará incluso más difícil lograr la gran integración que pretendía con los países de América del Sur, e inclusive unos de Centro América. La idea de Petroamérica murió con Mercosur, porque ahora es mucho más difícil integrar países con ideologías políticas tan diferentes”, señaló Beltrán.
Cuatro, el país podría aprovechar las posibilidades para el Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América). Es decir, sin Mercosur en el radar, ahora tiene más posibilidades de integración con Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y Dominica, “que, les guste o no a los países capitalistas, tiene unas ideas bien interesantes que se deberían tener en cuenta”, concluyó Beltrán.
Finalmente, y relacionado con el primer punto, se podrían restablecer relaciones con Colombia, especialmente poner el acelerador al proyecto energético entre Zulia y la Guajira, que acabó porque Venezuela puso su interés en sus socios del sur.
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