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El 23 de abril los franceses tendrán una cita decisiva en las urnas que, en caso de ser necesario, se extenderá a una segunda vuelta el 7 de mayo. A medida que pasan los días, crece la incertidumbre en los principales parqués europeos, pues el pronóstico más extendido entre las encuestadoras augura que ese cara a cara se disputará entre la líder extremista Le Pen y el candidato socioliberal Emmanuel Macron, quien fuera el ministro de Economía estrella del saliente François Hollande.
Pero la guinda del pastel podría ser el ascenso del candidato de la izquierda radical Francia Insumisa (FI), Jean-Luc Mélenchon, quien está subiendo en los últimos sondeos y ya se ubica en el tercer puesto de los más votados.
Tanto Le Pen como Mélenchon mantienen discursos extremistas y coinciden en culpar a la Unión Europea de todos los males que atraviesa el país que impulsó la Revolución.
Por ejemplo, Le Pen ha prometido un referendo para la salida de la UE, el control de fronteras y la imposición de aranceles sobre los productos importados.
Después de cinco años en el Palacio del Elíseo, Hollande deja una economía que se ha recuperado poco a poco de la recesión de 2008 pero que tiene algunos grandes temas pendientes como el mercado laboral o acoger a la llegada masiva de refugiados.
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