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La tasa de mercados en Estados Unidos vuelve a caer y la cantidad de bonos que opera con rendimientos debajo de 0 vuelve a subir
El mundo busca rendimientos casi con desesperación. Los bonos rinden cada vez menos y eso hace que los inversores estén dispuestos a asumir cada vez más riesgos. En ese contexto, sobresale el hecho de que la Argentina rinda 20%, motivo por el cual los analistas creen que hay una oportunidad si el Gobierno sabe aprovechar el momento.
Las tasas de interés de referencia global se han desplazado notablemente a la baja en los últimos meses. Esto ocurrió a pesar de que la inflación en Estados Unidos trepó a su nivel más alto en 13 años.
La tasa americana a 10 años opera en niveles de 1,26%, lejos de la zona de 1,75% que alcanzó a comienzos de abril.
El desplazamiento también se dio en el tramo más largo de la curva, con las tasas a 30 años de EE.UU. colapsando desde 2,5% hasta 1,91% actualmente. En cambio, los rendimientos de corto plazo se han mantenido más estables, tanto en el tramo a dos como a cinco años.
A medida que cae la tasa, sube la cantidad de bonos que rinden negativo. Hoy hay cerca de US$16 trillones en deuda que operan con tasa debajo de cero.
Es decir, volvió a dispararse la cantidad de deuda que opera con tasas nominales debajo de 0, pasando de niveles cercanos a US$12 trillones hasta los actuales US$16 trillones.
De esta manera, los rendimientos reales en estas inversiones son aún más negativas ya que a dichas tasas nominales negativas hay que restarle la inflación, dando pérdidas elevadas contra la suba de precios.
Los inversores compran deuda que rinden negativo ya que esperan que dicha deuda pueda rendir aún más negativo, por lo que, si la tasa cae, el precio del bono tiende a subir.
Solo en intereses, las naciones en desarrollo pagaron US$415.000 millones, recursos que dejaron de destinarse a servicios esenciales como educación, salud primaria o infraestructura básica
El índice califica el riesgo político en una escala de 0 a 100, donde 100 representa el riesgo máximo y el peligro inminente de colapso
Los niveles de empleo se mantuvieron prácticamente sin cambios, como consecuencia de la reticencia de las empresas a contratar