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Al menos 60% de la selva amazónica se encuentra en brasil, donde se han talado 3.750 kilómetros cuadrados de bosques este año
La deforestación es una de las mayores problemáticas ambientales en el mundo. Pese a que la tala de árboles ha generado un significativo aporte para las economías por la agricultura y el comercio de productos provenientes de la madera de los árboles, el impacto ambiental es irreparable, ya que los bosques y las selvas absorben un gran cantidad de dióxido de carbono (CO2₂), uno de los principales factores que contribuyen al calentamiento global. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 420 millones de hectáreas de bosque se han perdido desde 1990 en el mundo.
El Amazonas, considerado como uno de los principales pulmones del mundo, ha sido una de las zonas más afectadas. En los últimos dos años se han perdido más de 2,3 millones de hectáreas, según el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (Maap).
Los países de Latinoamérica que han deforestado la mayor parte de este territorio son: Brasil, Bolivia, Perú y Colombia, según datos de Global Forest Watch. En el resto del mundo los países que más han deforestado sus reservas naturales son Indonesia, en Asia, y la región del Congo, en África.
En el territorio brasileño está cerca de 60% de la selva amazónica, aunque no ha sacado buen provecho de ello, pues en la primera mitad del año batieron récord de deforestación con la tala de 3.750 kilómetros cuadrados según el Instituto de Investigaciones Espaciales (Inpe). Además, se estima que hasta 94% de la deforestación en ese país es ilegal.
De hecho, Brasil está haciendo esfuerzos por mostrar que ha intensificado la regulación de la actividad de tala en la Amazonía y ha prometido acabar con la práctica ilegal para el 2028, dos años antes que su objetivo previo.
Pero científicos, diplomáticos y activistas dicen que esas promesas son vacías porque la deforestación se ha intensificado hasta sus peores niveles desde el 2008, en medio de la política del Gobierno en favor de una mayor actividad minera y agrícola en la Amazonía.
En Bolivia se perdieron más de 300.000 hectáreas de bosque tropical del Amazonas entre 2020 y 2021, la cuarta cifra más alta de deforestación en el mundo, y entre 2002 y 2020 se talaron 3,02 millones de hectáreas de bosque primario húmedo, disminuyendo 7,4% del área total de esa zona.
En Perú se han deforestado más de 2,16 millones de hectáreas de bosque primario húmedo en los últimos 20 años, lo que representa la disminución de 3,1% del área total. En Colombia se deforestaron 174.103 hectáreas en 2021, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales.
“En 20 años se ha perdido más de tres millones de hectáreas de bosque. Las zonas más afectadas se ubican en el bioma amazónico, aportando más de 58% de esta deforestación histórica, mientras que los departamentos más afectados son: Caquetá, Putumayo, Meta y Guaviare”, destaca Juan Sebastián Moyano, director ambiental de Saving the Amazon.
Las industrias que más deforestan son el sector minero y el sector agropecuario extensivo, pese a que la mayoría de estas actividades son ilegales. De acuerdo con el Ideam, los cultivos ilícitos también han sido una de las principales causas de la deforestación en el país. Hasta 2020 se registraron 12.939 hectáreas deforestadas para cultivar coca. Un bosque puede tardar décadas en generar todo un núcleo biótico, toma mucho tiempo cuando no hay una intervención humana para la recuperación.
El impacto ambiental y social que genera la deforestación es incalculable, pues no solo se impide que estos ecosistemas ayuden a absorber los gases de CO2, sino que además se dañan los hábitats de las especies que viven allí, vulnerando su supervivencia, se alteran los ciclos del agua y se produce erosión del suelo. Sin embargo, se ha buscado reforestar las áreas más afectadas para tratar de solventar y disminuir el impacto ambiental.
Al respecto, la ONU creó un acuerdo en 2014 para terminar con la deforestación en 2030, aunque no ha se ha cumplido al pie de la letra, pues en 2020 se registró un gran aumento a nivel mundial de esta práctica. La pérdida de bosques tropicales primarios se incrementó 12% en ese año pese a que la economía mundial se contrajo en medio de la pandemia.
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