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Así ha revolucionado Movistar Fusión el sector telecos’

martes, 4 de noviembre de 2014
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La triple reacción
Ante esa situación, Telefónica tomó un conjunto de decisiones muy radicales: en marzo, paró de golpe las subvenciones a los móviles, con lo que, además, arrastró a Vodafone a la misma estrategia.

En mayo, escenificó su nuevo compromiso con el despliegue de redes de fibra óptica hasta el hogar, con lo que empezó a meter presión al resto de los operadores.

Por último, en octubre lanzó la oferta más disruptiva y agresiva: Movistar Fusión. La primera propuesta convergente (que une en un mismo servicio y factura servicios fijos y móviles) de Telefónica. Sólo eso ya suponía un desafío para sus competidores, puesto que ninguno de ellos era tan fuerte como Telefónica en los dos mundos: mientras que Vodafone y Orange eran fuertes en el negocio móvil, pero menos en el fijo, y Yoigo no tenía presencia en ADSL, los que procedían del negocio fijo, como Ono o Jazztel, tampoco tenían una presencia notable en el negocio móvil, donde actuaban como operadores virtuales.

Pero Fusión no sólo era convergente sino muy agresiva. Suponía una rebaja del 30% al 40% sobre los precios anteriores por separado.

Se daba así el caso, único en Europa, en el que el líder del mercado se ponía al frente de la manifestación empujando la tendencia de la convergencia. Esa decisión, además de presionar a Ono y Jazztel (por no tener apenas negocio móvil) y a Vodafone y Orange (por no tener tanta fortaleza en el negocio fijo) también atacaba a los operadores del segmento low cost, como Yoigo y los virtuales, que se encontraban, de golpe, sin armas para competir en el mercado convergente.

Además, la bajada de precios aplicada por Telefónica, obligó a toda la industria a replicar esas tarifas con bajadas consecutivas, para realinearse por debajo del líder del mercado.

Accionistas inestables
Eso supuso una drástica caída de márgenes para toda la industria y, sobre todo, la percepción por parte de los accionistas de muchos de estos operadores de que el futuro iba a ser peor que el pasado en cuanto a rentabilidad, lo que suponía un estímulo para acelerar su venta. Exceptuando a Vodafone y Orange, multinacionales del sector, que no iban a tirar la toalla en España, los accionistas del resto de los grupos eran inestables y cada vez con más posibilidades de salir.

Era el caso de Ono, dominado por el capital riesgo; de los cableros del norte (también en manos del capital riesgo); de Jazztel, cuyo principal accionista no había escondido nunca su interés en vender si llegaba una buena oferta; e incluso de Yoigo, que, aunque está controlada por una multinacional de las telecomunicaciones, la sueca TeliaSonera, nunca había formado parte del núcleo duro de sus intereses, con la filial española demasiado pequeña, un cuarto operador de un mercado de cuatro y, además, alejada de Escandinavia, los países Bálticos y las repúblicas exsoviéticas, donde ha centrado su internacionalización.

La semilla de la consolidación
Pero la idea de Telefónica con Fusión no sólo era empujar a una consolidación del mercado, algo que necesariamente favorecería las cuentas de la operadora al reducir la fricción competitiva y atenuar, por tanto, las guerras de precios. También pretendía blindar su base de clientes, al considerar que los usuarios que contratasen fijo, fibra, móvil y TV iban a ser mucho más fieles y las posibilidades de cambiar de operador serían menores.

La semilla de la consolidación se había puesto y, aunque tardó en germinar, a finales de 2013, Vodafone empezó a negociar en serio la compra de Ono, que firmó en marzo de 2014 por US$9.039 millones. Esa operación empujaba a Orange a comprar Jazztel si no quería quedarse fatalmente descolgada en España. Cuando la percepción sobre la economía española mejoró lo suficiente, la operación se cerró. Orange lanzó una opa, aún en tramitación, por la que puede llegar a hacerse con el 100% de Jazztel por US$4.368 millones en efectivo. Siguen faltando por consolidar Yoigo y los tres cableros del norte (Euskaltel, R y Telecable), pero todos los analistas consideran que es sólo cuestión de tiempo.

Seguir perdiendo clientes
Sin embargo, aunque la estrategia de Telefónica ha tenido éxito en la consolidación, ya que se han eliminado a dos de los actores más agresivos –Ono y Jazztel–, no puede decirse lo mismo en cuanto a su intención por atajar la pérdida de clientes. Sí que ha ocurrido en el negocio de la banda ancha fija, donde la decidida apuesta por la fibra óptica le ha permitido frenar la pérdida de clientes (aunque el efecto positivo de los primeros trimestres de fusión se ha ido diluyendo hasta casi desaparecer), pero no ha pasado así en el móvil, donde el ritmo de pérdida de usuarios apenas se ha frenado.

Así, según datos de la consultora Oliver Wyman, Telefónica, que se había dejado 5 puntos de cuota de mercado de banda ancha –del 53% al 48%– en los 21 meses anteriores al lanzamiento de Fusión, sólo perdió un punto adicional, hasta el 47%, en los 21 meses siguientes, hasta septiembre pasado. Sin embargo, en el móvil, Movistar, que había perdido 4,7 puntos en los 21 meses anteriores a Fusión (perdió 2,56 millones de líneas, pasando del 42% al 37% de cuota), apenas ha mejorado. En los 21 meses posteriores, ha perdido 2,29 millones de líneas y su cuota se ha reducido en 3,7 puntos, hasta el 33%.

Al mismo tiempo, en los últimos trimestres se ha demostrado que Ono y Jazztel han sido los grandes ganadores comerciales del negocio móvil, aunque lo han logrado con ofertas convergentes con la línea móvil a muy bajo precio, que han destruido valor en el mercado. Al mismo tiempo, Vodafone y Orange han tenido el mismo comportamiento y resultado en el ADSL, abaratando mucho sus tarifas de banda ancha dentro de las ofertas integradas.

Es decir, que cada grupo ha sido agresivo y destruido valor en el negocio que no es su core business, donde sí logra su mayor foco de rentabilidad. Así, entre el tercer trimestre de 2012 y el segundo de 2014, Jazztel ha ganado 1,2 millones de líneas; Ono logra 1,09 millones más; Orange gana 261.000; Vodafone pierde 1,5 millones y Movistar 2,11 millones.

Además, tras la consolidación, el mercado se está empezando a enfriar. Después de un 2013 exuberante, en el que la portabilidad móvil creció un 30%, hasta 5,77 millones de portabilidades, llevamos seis meses de la portabilidad y el acumulado hasta agosto registra 4,15 millones de líneas cambiadas de operador, un 10% menos que los 4,6 millones del año anterior.

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