Amenaza de despido masivo de Trump lleva a los empleados del gobierno a renunciar

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Decenas de miles de empleados del gobierno estadounidense optaron por renunciar en lugar de soportar lo que muchos consideran una espera tortuosa para que el gobierno de Trump cumpla sus amenazas de despedirlos, dicen sindicatos, expertos en gobernanza y los propios empleados.

El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva al asumir el cargo para reducir drásticamente el tamaño y el costo del gobierno. Cuatro meses después, los despidos masivos en las agencias más grandes aún no se han materializado y los tribunales han ralentizado el proceso.

En cambio, la mayoría de los aproximadamente 260.000 funcionarios que se han marchado o se marcharán a finales de septiembre han aceptado indemnizaciones u otros incentivos para dimitir. Algunos declararon a Reuters que ya no soportaban el estrés diario de esperar a ser despedidos tras las múltiples advertencias de funcionarios de la administración Trump de que podrían perder sus empleos en la próxima oleada de despidos.

Como resultado, Trump y el Departamento de Eficiencia Gubernamental del multimillonario tecnológico Elon Musk han logrado recortar casi 12% de la fuerza laboral civil federal de 2,3 millones de personas, en gran medida a través de amenazas de despidos, adquisiciones y ofertas de jubilación anticipada, según una revisión de Reuters sobre las salidas de la agencia.

La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios para este artículo. Trump y Musk afirman que la burocracia federal es desmesurada, ineficiente y está plagada de despilfarro y fraude.

La Casa Blanca aún no ha proporcionado un recuento oficial del número de personas que han dejado la fuerza laboral federal. Indicó que 75.000 aceptaron la primera de dos ofertas de rescisión, pero no ha especificado cuántas aceptaron una segunda el mes pasado. Según este plan, los funcionarios recibirán su sueldo y prestaciones completas hasta el 30 de septiembre, y la mayoría no tendrá que trabajar durante ese período.

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Se prevén recortes profundos para varias agencias, incluidos más de 80.000 puestos de trabajo en el Departamento de Asuntos de Veteranos y 10.000 en el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Desde enero, muchos empleados públicos han hablado de vivir con el temor de ser despedidos. Muchas agencias han enviado correos electrónicos periódicos al personal que, junto con incentivos para renunciar, advierten que quienes se quedan corren el riesgo de ser despedidos.

También han tenido que soportar oficinas abarrotadas después de que Trump ordenó a todos los trabajadores remotos regresar a trabajar y disfunciones dentro de sus agencias causadas por una fuga de cerebros de trabajadores experimentados.

Don Moynihan, profesor de la Escuela Ford de Políticas Públicas de la Universidad de Michigan, dijo que una serie de medidas de Doge y Trump han desgastado la resistencia inicial de muchos funcionarios públicos y los han llevado a abandonar la fuerza laboral, una estrategia que evita los problemas legales de despedirlos.

Estas incluyen la primera oferta de compra, que les decía a los trabajadores que debían dejar sus trabajos de "menor productividad"; una demanda de Musk para que los trabajadores resumieran cinco cosas que habían logrado en el trabajo durante la semana anterior, y se les pidió a los trabajadores que hicieran trabajos para los que no estaban capacitados.

"Es inapropiado pensar que se trata de renuncias voluntarias. Muchos de estos empleados sienten que fueron obligados a renunciar", dijo Moynihan.

Charlotte Reynolds, de 58 años, aceptó una oferta de jubilación anticipada y dejó su trabajo como analista fiscal senior en el Servicio de Impuestos Internos (IRS), el organismo que recauda impuestos, el 30 de abril.

Reynolds decidió no aceptar la primera oferta de compra en enero y decidió aguantar. Para abril, ya estaba harta. "Nos dijeron que no éramos productivos, que no éramos útiles. He dedicado 33 años a trabajar para el IRS y trabajé duro. Me hizo sentir fatal", dijo Reynolds.