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Entre las actividades que tienen mayor riesgo de automatización se encuentran las de operarios de maquinaria liviana y pesada.
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En el listado figuran ocupaciones relacionadas a la conducción de vehículos motorizados, vendedores, encargados de registro de materiales y operadores de maquinarias fijas y móviles, entre otros
La probabilidad de asignarle la categoría “automatizable” a un ocupado local -es decir el fenómeno laboral que corresponde al proceso de sustitución de tareas humanas mediante el uso de tecnologías o capital-, se estima que fue de 45,6% en 2022, levemente más alta que en 2020.
Eso fue lo que arrojó el informe “Automatización en Chile: evolución post pandemia y tendencias de mediano plazo en el empleo”, elaborado por los investigadores del Observatorio de Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, José Acuña y Juan Bravo.
En esa línea, el informe arrojó que el porcentaje de empleos en alto riesgo de automatización -es decir, aquellos con probabilidad superior a 70% de ser automatizados y, por ende, de desaparecer-, fue de 26,6% en 2022. De acuerdo a la investigación, entre 2015 y 2020 se destruyó empleo en riesgo de automatización alto y moderadamente alto. Sin embargo, entre 2020 y 2022 hubo un importante repunte de este tipo de empleos.
“Así, si bien la pandemia destruyó empleos en riesgo de automatización alto y moderadamente alto, en la etapa de recuperación del empleo posterior se han vuelto a generar empleos de estas características”, plantea el texto.
Al hacer zoom en las ocupaciones donde 50% o más de los ocupados está en alto riesgo de automatización en 2022, en el listado destacan aquellas funciones relacionadas a la conducción de vehículos motorizados, vendedores y cajeros, encargados del registro de materiales y de transportes, operadores de maquinarias fijas y móviles, servicios de atención al cliente y secretariado, entre otras.
“La mayoría de estas ocupaciones se caracterizan por ser trabajos de mediana calificación, con elevado componente rutinario, y cuyas tareas son altamente susceptibles de ser definidas en términos de reglas codificables o algoritmos”, plantea el documento. En el caso de las ocupaciones con elevada prevalencia de trabajadores en alto riesgo de automatización como secretarios, vendedores de tiendas y ayudantes de registros contables y otras, el informe muestra que han sufrido destrucciones de empleo respecto a 2020, es decir, en 2022 exhibieron un número de ocupados incluso menor que en plena pandemia.
“Ello podría estar sugiriendo que, al menos en parte, estas ocupaciones ya están sufriendo ajustes asociados a procesos de automatización. Por ello, es probable que estas ocupaciones sigan profundizando su declive en el futuro”, plantea el texto.
¿Qué significa esto? que los empleos que más han crecido son aquellos con bajo riesgo de automatización y, en menor medida, los que tienen riesgo de automatización moderadamente bajo, lo que daría cuenta del cambio de composición en el empleo que genera este proceso.
A modo de cierre, los investigadores plantean que la información proporcionada por este estudio es de alta relevancia para poder priorizar y dirigir los esfuerzos de las políticas de reconversión laboral, capacitación y formación continua.
“Uno de los grandes mensajes de este estudio es que el riesgo de automatización de un trabajador depende de la composición de tareas que realice en el ejercicio de su ocupación, por lo que se requiere contar con información detallada y actualizada con cierta periodicidad sobre las tareas y habilidades que los trabajadores utilizan en la práctica en su ocupación, así como de su frecuencia”, dice el texto.
Para la elaboración del texto, los investigadores trabajaron con la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, Casen, en conjunto con una evaluación de habilidades para adultos “para efectuar una mejor caracterización de la realidad del mercado laboral chileno y así obtener mejores estimaciones de la probabilidad de automatización de los ocupados en nuestro país”.
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