Bajar tasas de interés no siempre está a favor del consumidor

El presidente Juan Manuel Santos hizo un llamado a la banca para reducir más las tasas de interés en los créditos, un mensaje en pro de una mayor demanda y dinámica de la economía. Lo que seguramente no se esperaba el mandatario es que al lanzar su propuesta se abriría un debate sobre la conveniencia del recorte, ya que este podría no ser la mejor opción para aliviar la economía del país. Así, los dos bandos han puesto sus cartas sobre la mesa y mientras unos abogan por reducir las tasas sin importar el costo, otros son más prudentes y creen que de hacerse, podría generar problemas tanto en la industria y el consumidor, como en la misma política económica.

Por una parte, los defensores del recorte, con el presidente Santos a la cabeza, personifican aquellas voces que en su baraja esgrimen argumentos sobre los altos márgenes de intermediación de la banca, la existencia de intereses demasiado altos comparado con otros países y la necesidad de que realmente los consumidores puedan acceder a una financiación más barata.

Uno de ellos es Luis Carlos Guzmán, director del departamento de economía de la Universidad Central, quien dice que la banca se queda con unos recursos que podrían ayudar al país. “La industria y los consumidores se beneficiarían de una menor tasa, sin embargo, la posición dominante de la banca les permite usar esos excedentes para sus operaciones y compras”.

Incluso desde el interior del sector bancario, hay quienes apoyan la reducción. Tal como afirmó Bernardo Noreña, presidente de Citibank Colombia, “en la medida que tengamos una tasa de interés más cómoda, vamos a llegar a un mercado más grande y eso nos beneficia. Siempre hay espacio para poder bajar los costos y la banca es la primera interesada en que eso ocurra”.

Mientras tanto, la otra cara de la moneda la protagonizan los que no niegan que una menor tasa beneficia al consumo en el país y por ende, al cliente de los servicios financieros, sin embargo, son conscientes de los riesgos que una mayor reducción podría generar en la economía.

En este sentido, expertos destacan que las principales críticas se centran en las tarjeta de crédito, que son las más riesgosas. Por eso, de producirse un recorte se genera una mayor probabilidad de que se produzcan problemas, tanto en la salud de las carteras como un mayor endeudamiento de los consumidores. De acuerdo con Mauricio Pérez, decano de economía de la Universidad Externado, los márgenes de intermediación son altos y reducir tasas puede ser positivo, pero hay que ser prudente. “Para llevarlo a cabo habría que destinar mayores reservas y provisiones para proteger la cartera, porque sino, puede ser peligroso. De igual manera, se podría dar sobreendeudamiento y por eso, son los bancos quienes tienen que conocer a sus clientes y no dar cupos excesivos”.

Igualmente, Diego Otero, rector de Uniciencia de Bucaramanga, cree que “los bancos no se pueden poner a bajar masivamente las tasas de interés y por eso, el principio fundamental es que de hacerse, se necesita una responsabilidad mayor”. Pero la principal defensora de no precipitarse en este tema es María Mercedes Cuéllar, presidenta de Asobancaria. Como explicó, “el Banco de la República viene diciendo que había que parar el crecimiento de tarjetas de crédito, el cual iba desbordado con un alza insostenible y por eso, subieron tasas para poner un freno al consumo. Así, de darse otro impulso en la cartera, el Emisor es el primero que debería entrar a contrarrestar ese comportamiento para evitar que la cartera se dañe”.

Además, como agregó Cuéllar, el daño podría ser hacia toda la economía. “El Emisor pone en una balanza distintos factores como inflación, tasas de interés o crecimiento de cartera, y cuando eso se desalinea, es cuando llegan las intervenciones. Por eso, si bajan las tasas, Banrep tendría que ajustar su política monetaria para no afectar a la economía”.

De igual manera, la presidenta de Asobancaria dejó claro que hay que ‘relativizar’ la importancia de cada segmento. Según sus palabras, tan solo hay dos tipos de crédito con tasas altas, que son las tarjetas y los microcréditos, los cuales suponen tan solo 9% del total de la cartera. Mientras, 70% de las colocaciones serían con una tasa inferior a 10% y 22% restante se haría hasta por 15%.

Cabe destacar que Esteban Gómez, director de estabilidad de Banco de la República aseguró que en la cartera comercial se van a endurecer los requisitos, mientras que la comercial y de vivienda se verán unas menores exigencias. En definitiva, falta ver la respuesta final de cada uno de los actores para definir las futuras actuaciones, pero hasta entonces, el debate está servido.

Hay que quitarse el mito de que todos tiene altas tasas

Uno de los mensajes principales que emite hoy la banca, para contrarrestar las críticas a las altas tasas, es la necesidad de ‘desmitificar’ la idea de que todos los créditos son caros. De esta forma, al hablar de los intereses, siempre se tiende a tener en cuenta solo a las tarjetas de crédito, las cuales están en promedio a 28,26%. Sin embargo, cada tipo de crédito cubre una necesidad y por lo tanto, la financiación a largo plazo se puede hacer mediante otros mecanismos como pueden ser las libranzas o los de libre inversión, los cuales actualmente se pueden conseguir a una tasa en promedio de 13,64% y 17,26%, respectivamente.

Las opiniones

María Mercedes Cuéllar
Presidenta de asobancaria
“El impacto más importante que puede tener una reducción en las tasas es que el Banco de la República se vea obligado a modificar su política para no afectar a la economía”.

Mauricio Pérez
Decano de economía de la universidad externado de Colombia
“Los márgenes de intermediación son altos y hay espacio para reducir las tasas de interés, sin embargo, es algo que se tiene que hacer con prudencia para no generar problemas “.