.
LABORAL

Más mujeres trabajando en América Latina, pero…

martes, 11 de julio de 2017
La República Más

Mauricio Hernández Monsalve

La tasa de participación laboral de las mujeres ha venido aumentando gradualmente en la región. Sin embargo, su ritmo de crecimiento se desaceleró considerablemente en este siglo, con respecto a lo observado en la última década del siglo XX.

Gracias a estos avances, la participación de la mujer redujo la brecha con respecto a la participación del hombre, pero sigue siendo mucho menor. Hoy en día, cerca de 50% de las mujeres están activas en el mercado laboral, mientras que cerca de 75% de los hombres lo es.

Las brechas entre hombres y mujeres no solo se dan en el tamaño de la participación laboral. También en los salarios. En parte, esta desigualdad salarial se debe a la mayor informalidad de la mujer, lo cual determina salarios menores, baja estabilidad y poco acceso a la seguridad social.
Y las brechas continúan en los gabinetes ministeriales de los países de América Latina. La Cepal publica un informe con el porcentaje de las mujeres en los ministerios. Solo en Nicaragua las mujeres tienen una mayoría, pues ocupan 57% de los ministerios.

La esperanza para el cambio en los indicadores de género, a favor de la mujer, se posa sobre los avances en la educación femenina y en la participación laboral de las más jóvenes. Según el FMI, en América Latina las mujeres más jóvenes y con mayor nivel de educación tienen una mayor tasa de participación laboral que el promedio de todas las mujeres. De hecho, a menor edad, la brecha de género es más reducida, y se vuelve casi nula para las mujeres con estudios universitarios en su edad temprana.

La educación seguirá siendo el camino hacia la mejora de los indicadores de igualdad de las mujeres. En Colombia, en particular, las mujeres nacidas después de 1954 tienen igual o mayor educación que los hombres nacidos desde esa misma fecha. Hoy en día, las mujeres tienen casi un año completo más de escolaridad que los hombres.

No obstante, pese a que las mujeres en una edad muy temprana tienen brechas casi inexistentes respecto a los hombres de la misma edad, su participación laboral se reduce con el tiempo.

Por esto, es necesario promover políticas que garanticen el retorno de las mujeres a la fuerza laboral después de procrear. En este punto es imperativo encontrar un equilibrio entre las medidas que promueven el bienestar de las mujeres y la flexibilidad suficiente para regresar al mercado después de cortos o largos períodos de inactividad laboral y profesional. Además, se debe velar por la continuidad de los programas que se encargan del cuidado de los niños, lo cual es esencial para el desarrollo laboral de las mujeres que son mamás.
Solo de esta forma, y con otras que no se alcanzan a mencionar en esta columna, la brecha inexistente entre mujeres y hombres de temprana edad con estudios superiores, se podrá establecer en todos los grupos de edad, con una ventaja evidente sobre el desarrollo de los países y su capacidad de crecimiento de largo plazo.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA