¿Dime qué consumes y te diré qué economía eres?

El consumo de los hogares se ha convertido en el verdadero salvavidas de la economía, alcanzado una participación de 76% del PIB en este 2025. Datos del primer trimestre del año da cuenta de un favorable dinamismo del gasto de hogares que crece a una tasa anual de 3,8%, comparado con un crecimiento casi nulo el año anterior (0,5%). Esto, como resultado del alivio que ha representado para los hogares el proceso de desinflación, menores tasas de interés y una carga financiera en descenso. Además, sorprende la solidez de los ingresos de hogares, ante un mercado laboral que resistió la desaceleración económica reciente y se beneficia de un remarcable crecimiento de las remesas.

La resiliencia del consumo privado sorprende, incluso, en el entorno actual de incertidumbre global y baja confianza de los consumidores, y tal vez obedezca a cambios comportamentales más estructurales, en adición a los factores de coyuntura macroeconómica ya señalados. Los consumidores hoy priorizan el gasto de manera distinta, modificaron hábitos arraigados de consumo y se mueven a través de nuevos canales del comercio.

Para nadie es un secreto que la recuperación de muchas economías, luego de la pandemia, estuvo impulsada por el consumo de experiencias, incluso por encima de lo esencial. El encierro del Covid, sumado a las tensiones geopolíticas globales, propulsó el gasto emocional ante la idea de “solo se ve vive una vez” (Yolo, por sus siglas en inglés). En Estados Unidos, por ejemplo, el consumo Yolo ha impulsado el gasto experiencial (entretenimiento, restaurantes y turismo) y mayor endeudamiento vía esquemas de gratificación inmediata como el de “compra ahora y paga después” (Bnpl, por sus siglas en inglés).

En Colombia, el termómetro de la actividad transaccional corrobora algunas de estas tendencias. La desaceleración económica registrada en el periodo 2022-2023 resultó en una notable contracción en el consumo de bienes durables (-10% anual), en contraste con la expansión observada en el segmento de consumo de servicios y entretenimiento (3,1%). Más recientemente, comienza a repuntar el consumo de bienes durables (el segmento de movilidad viene disparado) y semidurables (electrodomésticos, tecnología, hogar), al tiempo que se mantiene un crecimiento más moderado del gasto experiencial.

Por otra parte, prevalecen nuevas formas de consumo que premian lo digital, la omnicanalidad y la conveniencia. La participación del e-commerce ha​mostrado un crecimiento sostenido, pasando de representar el 14% en 2022 a cerca del 30% este año, y sigue mostrando mayor dinamismo que el canal presencial. También es notable la tracción de los hard discounters, cuyo modelo de tienda de bajo costo ha resultado en una penetración estable del 27% de mercado.

¿Qué nos dice el carrito de compras acerca de la economía colombiana y hacia dónde va encaminada? El comportamiento del consumidor colombiano seguirá ligado a la evolución de variables críticas como la inflación y tasas de interés, y la recuperación gradual del poder adquisitivo podría consolidar un crecimiento saludable del consumo alrededor de su tendencia histórica (3 a 4% anual). No obstante, si algo deja esta última década es que los hábitos de consumo pueden cambiar abruptamente ante eventos excepcionales. En últimas, el consumo es un termómetro del bienestar y la confianza: su evolución en Colombia refleja las pruebas superadas por la economía, el cambio sociodemográfico, las nuevas preferencias de una sociedad en cambio, y la necesidad de equilibrio entre vivir el presente y asegurar el futuro.