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Y el coro debería encabezarlo Bernardo Vargas Gibsone, presidente de ISA desde hace cinco meses y quien tiene entre sus principales desafíos que el cambio de reglas de juego, vigentes y por venir, en Brasil, Colombia y Perú, no desentonen la rentabilidad de transportar energía, un negocio regulado, pero con potentes oportunidades de crecimiento en la región.
Por ejemplo, Vargas podría cantarle a los reguladores de Brasil: “Si nos dejan de todo lo demás nos olvidamos”. Eso, en el caso de que el gobierno de Dilma Rousseff reconozca lo que Cteep, la filial de ISA en ese país, está exigiendo de indemnización por los activos no amortizados de la compañía.
En el caso de Perú, el presidente de ISA, podría dedicarle otro estribillo al Sunat, la Dian inca: “Yo pienso que tú y yo podemos ser felices todavía”, con tal de que no venga ahora a cobrar retroactivos por la manera en que se deprecian los activos de transmisión de la filial de Red de Energía del Perú (REP).
Y en el caso de la revisión tarifaria que adelanta la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) en Colombia, que se espera salga próximamente, pues la serenata puede empezar por “Yo creo que podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día...”.
“Los reguladores no deben dañar lo que funciona bien”, enfatiza Vargas. Pero más allá de que ISA haya aprendido a bailar al son que le toquen, en transmisión de energía, lo cierto es que el presidente de ISA tiene dos retos por delante: continuar la expansión internacional y potenciar el crecimiento rentable en otros tres negocios sin tantos limitantes y que ya representan una cuarta parte de los ingresos de la multilatina.
De un lado están las concesiones viales, con su filial Intervial, que ya es fuerte en Chile y busca oportunidades en Colombia con las vías de cuarta generación (4G); transporte de telecomunicaciones, mediante Internexa y su creciente red de fibra óptica, básicamente en Colombia y Brasil; y la gestión de sistemas en tiempo real, lo que hace mediante la firma XM, que administra la Bolsa de Energía y opera el Centro de Gestión de Movilidad de Medellín.
En todo caso, al país entero le interesa a que a ISA le vaya bien, pues por sus 12.122 kilómetros de líneas de transmisión viaja la energía que demanda en esta coyuntura.
Desde la propiedad, también todos ganan, empezando por el Gobierno, pues la Nación es controlante (51,41 por ciento); siguiendo con los millones de ahorradores en fondos privados de pensiones que tienen el 14,45 por ciento; y a los cerca de 38 mil personas que tienen acciones en la compañía.
Con todo, la empresa acumula a septiembre ingresos históricos de 3,74 billones de pesos y unas utilidades sin precedentes de 564.624 millones de pesos. Sin embargo, la acción en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), abre mañana a 6.790 pesos, a niveles vistos por última vez a finales de 2008.
En ese contexto, Vargas Gibsone recibió a El Colombiano en el balcón de su oficina, en el suroriente de Medellín. Ahora aplica para sí los consejos que antes daba como consultor estratégico para grandes y medianas empresas. A veces con tono de analista, otras veces de gerente y algunas más como simple ciudadano, así respondió sobre temas relevantes de ISA:
¿Cuáles son sus retos de corto plazo?
“Estamos pendientes de cómo se remunerarán los activos, según lo que defina la Creg, que revisa tarifa cada cinco años. Como están las cosas, se ha demostrado que funciona muy bien la transmisión, y modificar reglas pone en peligro la sostenibilidad que se ha tenido a lo largo de los años. Estamos entrando a licitaciones nuevas con base en el sistema de remuneración existente y si cambia, pues sería desafortunado para ISA”.
¿En qué va la novela regulatoria en Brasil?
“Estamos pendientes de que nos indemnicen por el cambio contractual que hubo de los activos del año 2000 hacia atrás. Luego de realizar el avalúo con agentes autorizados por el regulador (Agencia Nacional de Energía Eléctrica, Aneel) arroja que deben reconocernos 5.186 millones de reales (unos 4,22 billones de pesos de hoy), y a ellos les dio 3.605 millones. Después de últimos ajustes, ya la discusión va en 3,7 billones de reales, pero esperamos que esa cifra aumente”.
¿De qué manera le pagarían a ISA?
“Eso es lo que más nos preocupa. Esperamos que el pago sea libre de impuestos, como lo han señalado, y que se empiece a cancelar a más tardar desde julio de 2016. Ahora, hay dos opciones: que paguen con cargo a la tarifa durante 30 años o que se pague durante la vida útil de los activos, es decir, de 7 a 10 años. En todo caso, hay un rumor de que se pagaría con esa última opción, pero a partir de 2019. Eso sería muy negativo para la caja de ISA por las obligaciones que tenemos en la operación de activos”.
Mientras eso no se resuelva, ¿qué pasará con la operación de ISA en Brasil?
“Hemos dicho que hasta sentirnos bien indemnizados no haremos más inversiones y no participaremos en más convocatorias del gobierno brasileño”.
¿Tiene más desafíos regulatorios?
“En Perú, donde tenemos un debate con autoridades fiscales en la forma de depreciar nuestros activos en el pasado. Se ha enviado todo tipo de evidencias de que estamos haciendo las cosas bien, además tenemos un convenio de estabilidad fiscal. Pero si nos cambian las reglas de juego, se altera la remuneración y la rentabilidad y cambia nuestra perspectiva de inversión en ese país. No tenemos problemas de que cambien reglas a futuro, somos respetuosos, pero no aceptamos que nos cambien de manera retroactiva”.
Volviendo a Colombia, ¿cómo lee ese debate regulatorio por tarifas que se da entre oferta y demanda del sector eléctrico?
“El fondo del asunto es determinar cuál es la tarifa adecuada para que los consumidores paguen por lo que reciben, al tiempo que generadores y transmisores no cobren más de lo que deben y estén incentivados a continuar haciendo inversiones en el sector. Bajar tarifas a sombrerazos, como pasó en Brasil, se traduce en tarifas más altas en el futuro”.
Pero lo que se ve en Colombia es una política reactiva en momentos críticos, como ahora con alza de tarifas en el fenómeno de El Niño...
“Si mira lo que ha pasado en Colombia frente a otros países, hay una estabilidad que ha permitido superar El Niño varias veces. Eso indica que el trabajo concertado de reguladores y Gobierno ha sido positivo. No veo constructivo hacer una cacería de brujas para ver quién es el culpable, es mejor sentarse a revisar cómo se fortalece el sistema eléctrico”.
¿Cuál es el compromiso de ISA frente a la coyuntura energética actual?
“Cumplir con excelencia el rol de transmisión, ofreciendo una confiabilidad de casi el 100 por ciento, como pasa hasta ahora con un mantenimiento impecable de sus líneas. Además ISA puso en servicio el Statcom, sistema que aumentará la confiabilidad energética en Bogotá y centro oriente del país. Es el único en su tipo en Colombia, el tercero en capacidad en Latinoamérica, y el primero en el mundo instalado a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Además estamos comprometidos con la confiabilidad energética futura”.
¿Por ejemplo?
“Estamos construyendo 17 subestaciones, ampliando otras, poniendo mas redes... tenemos la conexión a Ituango, hasta el momento el proyecto de trasmisión más grande del país, para llevar al sistema nacional la energía de esa hidroeléctrica de EPM. Le generará a ISA ingresos anuales por unos 42,4 millones de dólares (de diciembre de 2014)”.
Y mientras tanto, llevamos 7 años de intenciones sobre la interconexión eléctrica Colombia-Panamá.
“Ahora la disposición es otra con el presidente Varela. Se propuso una ruta alternativa submarina más larga de 130 kilómetros, pero que aún cumple con los requisitos de rentabilidad que exige ISA. Ese nuevo trazado entra a Panamá por territorios étnicos y se está conversando con comunidades indígenas para autorizarla y esperamos buenas noticias antes de finalizar el año.
¿Para cuándo estaría lista?
“Con el visto bueno de las comunidades se podrá hacer estudios de ingeniería y ambientales para tener una cifra de inversión cierta y un cronograma claro de construcción. Si podemos empezar obras en julio de 2016, estará lista para 2019. Incluso le vamos a cambiar el nombre a ese proyecto y se llamará Interconexión de las Américas”.
Cuando habla de recomponer el portafolio de ISA, ¿a qué nuevos negocios quiere entrar?
“Me sueño negocios que fortalezcan lo que ya tenemos o hagan sinergias con lo que ya tenemos”.
¿Pero a qué quiere entrar?
“No le puedo decir, pero estamos trabajando muy juiciosos en evaluar oportunidades y geografías nuevas, sin perder el foco de ISA y sus negocios rentables actuales. Por ahora no tengo noticias para darle en ese sentido”.
¿Y ya viajó a México?
“Yo no, pero sí equipos de ISA. Es un mercado importante donde se están dando ajustes en la regulación de transmisión, que serán del Estado y no de terceros, requiriendo mantenedores y operadores, lo cual no estamos seguros que ISA esté interesado en hacer, porque quisiéramos seguir invirtiendo y tenemos con qué. No obstante, estamos pendientes de oportunidades en ese país para ser de los primeros en llegar”.
Por último, ¿cuál es su lectura personal del proceso de paz?
“Veo con muy buenos ojos de que se mantenga en la senda que va y se logre un acuerdo. Está claro que no será el fin de los agentes de violencia, pero será muy importante. En ese sentido, ISA tiene dos mensajes claros frente al posconflicto: participa de la fundación Reconciliación Colombia para aportar a una sociedad de la posguerra, al tiempo que ingresa al Índice de Sostenibilidad del Dow Jones como compromiso con el medio ambiente, nuestra gente y mantener altos niveles éticos”.
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