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EMPRESAS

“Hay que pasar de quejas a las propuestas serias”

sábado, 16 de agosto de 2014
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Fernando Quijano Velasco

Cuando se menciona el nombre de Nicanor Restrepo Santamaría (1943) en una reunión de empresarios ocurre lo mismo que cuando se dice ‘Pelé’ en una reunión de la Fifa. Todo el mundo lo conoce, lo admira y ha sido testigo de su legado.

De lejos es el empresario, industrial, ejecutivo, líder en la opinión pública, político, y ahora ya de jubilado, investigador social, más relevante e influyente del empresariado colombiano de nuestros años. Es cierto, que cuando él habla pone a pensar no solo al país político, sino a los hombres de negocios, de quienes hizo parte por unas cuatro décadas.

Nació en Medellín, bachiller del Colegio de San José, ingeniero administrador de la Facultad de Minas, máster en Sociología, doctor (Ph.D) en Sociología Política y Post-doctorado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Fue presidente de Suramericana (1984-2004), de Corfinsura y gobernador de Antioquia (1983-1984). Y ha sido miembro de las juntas directivas de Argos, Nutresa, Bancolombia, Inversura, Smurfit, Sofasa, Éxito, Conconcreto, Carvajal y Solla.

Hablamos con él durante la Asamblea de la Andi.

¿Cómo ve a los gremios?
Tengo la convicción de que los gremios han tenido que evolucionar de su función tradicional de hacer una gestión para los afiliados a convertirse en unos actores que representan intereses privados, pero que tienen que estar pendientes y siguiendo el desarrollo mismo de la sociedad, fortaleciendo las políticas públicas; ese tránsito yo creo que lo han venido haciendo algunos de esos gremios exitosamente. Se han convencido de que el apoyo institucional, el fortalecimiento que debe tener un gremio para poder tener una voz, pasa de lo que fue el desarrollo histórico a golpe de discursos y frases que calaban profundamente, de ideas e iniciativas, a tener que hacer una interlocución mucho más profesional con el Estado.

¿Invitaría a los empresarios a agremiarse, a respaldar la actividad gremial?
Estoy convencido de que el sector privado en la medida en que sea una voz armónica, cohesionada a través de una institución, de un gremio, de una asociación tiene mucho más vigencia. En los países industrializados la voz privada es la que interactúa con el Estado, que se ocupa de discusiones en términos de políticas públicas de fondo, que se ocupa inclusive en términos de políticas de seguridad nacional. Creo que la voz del sector privado es fundamental, como es la voz de los trabajadores en un diálogo que haga que realmente la economía vaya bien encausada y haya armonía entre las políticas públicas y lo que es el desarrollo.

¿Deben dejar de quejarse y proponer más?
Sí. Creo que nosotros tenemos una tradición de queja, en general . Los gremios son quejumbrosos. Venimos de épocas en las que se decía que “la economía va bien, pero el país mal”. En fin, muchas frases acuñadas. Era la época de la protección a ultranza. Como se alcanzó a decir por allá en alguna época de la historia, que la inflación era el ideal del desarrollo. Hablo de los años 48, 49. Los gremios tienen un poco ese lenguaje y la verdad es que, para que seamos sinceros, es mucho más fácil quejarse que hacer una propuesta coherente en cualquier sentido y, en la medida que los gremios sean fuertes, que tengan una base digamos de información, de conocimientos, de profesionales o de conexiones entre sí con centros de producción, de ideas e iniciativas, pueden hacer propuestas que es lo que realmente debiera ocurrir.

Se prepara una reforma tributaria, ¿qué puede aportarle a ese nuevo proyecto de ley?
Uno de los inconvenientes que tiene la economía colombiana, tradicional e histórico, es la inestabilidad jurídica y a la cabeza está la inestabilidad fiscal. Muchas inversiones se hacen dentro de un horizonte fiscal conocido que cambia cada dos años: la reforma tributaria. Creo es que la estabilidad fiscal es fundamental como parte de la estabilidad jurídica, y para ello tiene que haber unas reglas del juego claro. Sí, Colombia tiene que trabajar mucho en evasión, en elusión, hay que trabajar mucho en un control fiscal; hay que trabajar mucho más en una ampliación de la base tributaria que es muy pequeña. Hay que tratar de estimular la contribución fiscal también con penalización. Yo creo que parte de esos proyectos nunca han prosperado, pero ahora se han mencionado por el nuevo director de la Dian. Estamos en mora de penalizar el fraude fiscal como un acto que va contra la sociedad y contra los bienes colectivos y eso contribuye a hacer las cosas mejor.

En una sociedad como los Estados Unidos o las sociedades europeas que tienen unos regímenes de contribución fiscal mucho más claros, una muy buena parte es la parte coercitiva. Es el temor a las multas, el temor a las sanciones y a la penalización del fraude. Debemos trabajar en algo que contribuya a una mayor disciplina fiscal y a una ampliación de la base.

¿Es optimista del momento que vive la economía colombiana y las prospectivas que se muestran hacia el futuro?
Soy optimista en general sobre el manejo económico de Colombia, y lo soy retroactivamente, porque yo puedo hablar de optimismo en el pasado. Colombia tiene una disciplina fiscal que por fortuna ha estado al margen de los distintos políticos y ha sido un país tecnocráticamente bien manejado en la economía, prácticamente desde el Gobierno de Lleras Restrepo. Aquí hay unas reglas de juego en la economía, que ha sido un país prudente, que no ha tenido hiperinflación, que no se ha desbordado el gasto público, la misma Constitución amarró las posibilidades y los apetitos de desenfreno político y de gasto.

Colombia tiene una tradición de manejo económico que nos hace ser optimistas y confiables. Personalmente soy optimista en el progreso que lleva la economía y la lucha por ser más equitativos, aunque es muy lento todavía y muy imperceptible, el progreso que ha habido en términos de igualdad. Como lo explicaba el ministro de Hacienda: no solamente hay una responsabilidad de carácter social y humano para buscar unos niveles de justicia y de equidad mucho mayores, sino que desde el punto de vista económico ese es el camino para un crecimiento interno a través de un crecimiento y un fortalecimiento de la clase media y yo creo que en ese sentido esa prioridad hay que fortalecerla.

Eso nos da unas bases de crecimiento más estables porque hoy, para que seamos sinceros, tenemos una dependencia muy grande de los precios internacionales de los commodities. Si uno mira el crecimiento de las exportaciones colombianas está de la mano básicamente de cosas que no son manejadas por nosotros como el precio del petróleo, el precio del carbón, el precio del níquel, el precio del oro.

¿Le ve problema a la tasa de cambio como la inmensa mayoría de los empresarios?
La tasa de cambio ha sido muy debatida y la tasa de cambio fundamentalmente juega un papel muy importante en el crecimiento de la economía, pero yo tengo la impresión de que, a parte de los limitantes tan grandes que tiene un Banco de la República, por ejemplo, para actuar de una manera más abierta en la tasa de cambio, han hecho el mejor esfuerzo por mantenerla, por lo menos con la mejor volatilidad posible. Y esa es la que tenemos y con la que tenemos que trabajar.

A su juicio, ¿cómo ha manejado el ministerio de Hacienda la venta de su participación en Isagen?
Soy crítico con el proceso, creo que ha sido mal llevado. Que ha sido un asunto muy manoseado, que se dejó manipular políticamente y que no se manejó con la importancia debida para un proceso de enajenación de un bien estatal.

Si le tocara volver a buscar trabajo en una empresa, ¿en qué sector de la economía buscaría empleo?
Repetiría lo que fue mi recorrido profesional. Pasé un tiempo en la industria, un tiempo importante en el sector público que para mí fue una gran enseñanza, y luego ya por acomodación del azar terminé muy vinculado al sector financiero durante la mayoría de mi ejercicio profesional, de manera que volvería a hacer una solicitud de ingreso en una empresa industrial para aprender un poco de lo que es el rudo camino.

¿Ese sería el consejo que le da un joven colombiano?
Le diría que arranque por ahí y ojalá haga algunos pinos en el sector público.

¿Le gusta el agro?
El agro es muy respetable, pero necesita una vocación y unas condiciones que profesionalmente seguramente no son muy fáciles, pero me parece que en la agricultura y en general en el sector agropecuario hay muchísimas oportunidades de crecimiento económico.

Usted es de los pocos empresarios ya retirados que tienen doctorado, ¿cree que el sector privado debe atraer más a gente con doctorado real?
Yo estoy convencido de eso. El tema de la investigación es esencial en la vida de las empresas y de las actividades empresariales. Sin lugar a duda por un soporte sólido y serio en materia de investigación. Y esa función, en asocio con las universidades, tiene que ser que tienen los centros de investigación o los laboratorios y el talento humano instalado debiera ser mucho más estrecha para fortalecer ese vínculo de innovación, de crecimiento y de transferencia científica, que es fundamental.

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