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Una definición escueta de emprendedor se refiere, generalmente, a la persona que por sus propios medios realiza un esfuerzo adicional para alcanzar una meta, objetivos, logros y proyectos propuestos que persiguen un determinado fin. Se suele relacionar al tema empresarial y de negocios y en síntesis hace parte de una de las condiciones humanas tan antiguas como el hombre mismo.
Esa palabra, emprendimiento, ha tomado fuerza en las últimas décadas y en países como Colombia se ha relacionado fuertemente a las iniciativas de jóvenes que buscan crear su propia empresa desarrollando ideas de negocios, muchas innovadoras, aterrizadas en oportunidades puntuales del mercado. Otros emprendimientos buscan superar las habituales y muy crecientes necesidades de generar ingreso rápido para suplir problemas económicos, que en efecto, nunca faltan.
Sobre esta base, se han identificado varios tipos de emprendimientos, que en Colombia, según señala la directora del programa Manizales Más -una alianza público-privada conformada en esta capital para promover el tema del emprendimiento-, Marcela Escobar, se clasifican en los llamados de base y los de alto potencial o dinámicos.
“Los de base surgen por una necesidad del emprendedor de tener un ingreso rápido para suplir sus propias demandas. En muchos casos son personas que se han quedado sin empleo y allí están, por ejemplo, ventas de comidas rápidas o de minutos e Internet. Los de alto potencial o dinámicos tienen una categoría por oportunidad y se dan porque el emprendedor mira una posibilidad de negocio en el entorno y decide explorarla y desarrollarla. Están asociados a dar un valor”, sostuvo.
El profesor y coordinador de la Unidad de Emprendimiento de la Universidad Católica de Risaralda, Juan Pablo Jaramillo, señala que el concepto del estudio Global Entrepreneurship Monitor (GEM), establece que en el emprendimiento de subsistencia no preocupa la formalización y define los emprendimientos de acumulación como aquellos con más desarrollo y consolidación y que buscan una formalización.
“Aquí lo pretendido es que una empresa genere trascendencia en el tiempo, que supere los tres años de vida y tenga una estructura mínima”, agregó.
Otros autores mencionan los llamados emprendimientos de base abierta, reseñado en el restaurante o la tienda de ropa que son formales pero no tienen muchos elementos de innovación. Y está el emprendimiento de base tecnológico, en el cual hay componentes de valor agregado notables. Señala que en este punto están ubicados buena parte de los emprendimientos nuevos.
“Existe una tendencia por los proyectos empresariales de base tecnológica y de alto impacto, que apuntan al desarrollo de energías alternativas, uso de las Tic’s, aplicaciones, geomarketing, redes sociales entre otros”, sostuvo.
El director Ejecutivo de Parquesoft Pereira, Alexánder Cadavid, agrega que la tendencia en emprendimientos está hacia los desarrollos de contenidos digitales. “Por ejemplo, la gran mayoría de los proyectos que llegan a los Parquesoft están asociados a contenidos digitales, alrededor de las llamadas Tic’s, aplicaciones para móviles y software”, indicó.
Jaramillo resalta que con el programa Innpulsa del Gobierno Nacional se han definido los emprendimientos dinámicos que buscan tener un mayor tiempo en la formación, una estructura formal y mejor rentabilidad establecida en un 8%.
“Lastimosamente esas empresas, a las que le apunta Innpulsa, no son muy comunes en Colombia ni en nuestro ecosistema. Medellín ha dado pasos muy importantes en este tema y en ciudades como Pereira existe buena materia prima pero hay que despertar más al sector empresarial y al sector público”, dijo.
Esto lo sustentó en que cuando una empresa de estas pasa a la fase de aceleración necesita de recursos disponibles, de capital de riesgo y de inversionistas ángel, factores que son escasos. “En el país para una fase de aceleración los recursos no son muchos y se necesita mucho más que los dineros otorgados por fondos como Emprender”, puntualizó.
En este mundo del emprendimiento existe una subcategoría que los expertos han clasificado como los emprendimientos sociales, que se pueden encajar en cualquiera de las anteriores clasificaciones y muchos de ellos implican valor agregado, es decir, son dinámicos o de alto potencial, obedecen a una oportunidad de negocio y desarrollan conceptos en ciencia y tecnología.
“Bive, por ejemplo, es una firma de Manizales que busca mejorar el acceso de los ciudadanos a la salud. Es un emprendimiento social que vio una oportunidad de negocio ayudando a solucionar un problema de la comunidad. En el mundo hay una tendencia marcada por hacer una sociedad mejor y eso motiva a los emprendedores a buscar desde las oportunidades de mercado un desarrollo que eleve la calidad de vida de un determinado grupo poblacional”, dijo Escobar.
La Fundación Ashoka define un emprendedor social como una persona con soluciones innovadoras a problemas de las comunidades en desarrollo social, cultural y económico. Esto, coinciden los expertos consultados, no significa que se renuncie a la rentabilidad o a tener una utilidad, no solo social. Muchos emprendimientos sociales reinvierten los rendimientos, pero en términos generales son negocios con un fin comercial que, además, deben ser autosostenibles. De lo contrario simplemente serían una ONG.
Cadavid, quien además creó con otros emprendedores a Quinoa, una empresa que trabaja por la inmersión social y digital de los jóvenes de la región enfocado al área de emprendimiento y preparación para la industria del conocimiento. “Los emprendimientos sociales son especializados, puntuales y trabajan nichos de mercado”, explica.
Emprendimientos sociales tienen un mercado distinto
El mercado y la estrategia comercial son abordados de manera diferente entre un emprendimiento social y uno convencional. En síntesis, son modelos de negocios distintos por el tipo de población al cual van dirigidos. “Un emprendimiento social puede ser el mismo tipo de aquel de base abierta, pero la diferencia es que el primero tiene características de un mayor aporte a la comunidad”, dijo el profesor Juan Pablo Jaramillo.
Las opiniones
Marcela Escobar
Directora Manizales Más
“Bive es una firma de manizales del sector salud. es un emprendimiento social y obedece a una oportunidad que hay en el mercado”.
Juan Pablo Jaramillo
Unidad de Emprendimiento U. Católica Pereira
“En el país, para desarrollar fases de aceleración los recursos son escasos y para ello se necesita más que los de fondos como Emprender”
Los gremio manifestaron que el Gobierno debe actuar para garantizar el derecho a la salud
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