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Como las recetas no se pueden patentar, la mejor alternativa es buscar una protección bajo la modalidad de secreto industrial
Muchos emprendimientos nacieron en las cocinas de las casas durante la pandemia. Por eso, en derecho para emprendedores le enseñamos qué mecanismos hay para proteger sus recetas.
Entendidas como un conjunto de ingredientes que, puestos de cierta manera, generan un producto terminado, las recetas no se pueden patentar.
Tampoco es posible registrar el texto de la receta como obra literaria en la Dirección Nacional de Derechos de Autor, porque no se estaría protegiendo el plato, sino como está escrito.
Pero no se desanime. La alternativa es buscar la protección bajo la modalidad de secreto industrial, para lo que se deben cumplir tres requisitos:
- que la receta no sea generalmente conocida y que no sea de fácil acceso;
- que tenga un valor comercial;
- y su legítimo poseedor haya adoptado todas las medidas razonables para mantenerla secreta.
Para esto último son útiles los contratos de confidencialidad o segmentar los procesos para que nadie conozca el proceso total.
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