Cinco puntos que no dejan competir a la industria farmacéutica nacional

Más de 65% de los medicamentos que reciben los colombianos a través del Plan Obligatorio de Salud provienen de laboratorios locales que a través de genéricos logran suplir la mayor parte de unidades del sistema con una producción que sumó $6 billones en 2015 de acuerdo con la Encuesta Anual Manufacturera del Dane.

Aunque la importancia de la industria es innegable, las barreras comerciales, tributarias, técnicas y financieras están enfrentando a los laboratorios con un panorama cada vez más retador. Y no porque no estén de acuerdo con hacerse más competitivas, sino porque las exigencias van a un ritmo mucho mayor a su capacidad y la de las mismas entidades.

“En lo coyuntural tenemos unas regulaciones que se han venido adoptando y que le están pidiendo a la industria nacional subir sus estándares, lo cual está muy bien siempre y cuando se haga paso por paso y de manera razonable”, explicó Carolina Lorduy, quien asumió desde el primero de noviembre la presidencia de Asinfar.

De acuerdo con Lorduy este es el primer punto que resta competitividad; y por lo que los laboratorios dicen, “el Gobierno debería centrar sus esfuerzos en dar respuesta a sus mismos requerimientos para que la industria se pueda fortalecer en el mercado paulatinamente”.

Pero, ¿a qué se refieren con eso? De acuerdo con los pequeños fabricantes, uno de los ejemplos son las demoras en las renovaciones de los autos (que ya están en trámite), que pasaron de tres meses a más de un año y los registros sanitarios pasaron de un año a más de dos, pese a que solo tienen vigencia por cinco años.

Lorduy aseguró que las demoras son un asunto más crítico para unas empresas que para otras; y dijo que al parecer está relacionado con falta de personal en el Invima, algo que confirmó el director de la entidad, Javier Guzmán, quien aseguró que hay algunas demoras en la expedición de registros sanitarios y renovaciones de medicamentos de síntesis química que “se deben a que estamos recibiendo un alto volumen de renovaciones por la decisión que se tomo en 2010 de reducir la vigencia de 10 a cinco años”.

Pero esos no son los únicos inconvenientes. El asunto en el que desencadenan los problemas es la falta de una política pública colectiva que impulse el potencial del sector afuera. Para Lorduy, “la industria local tiene una alta posibilidad de convertirse en exportadora, pero las inversiones para cumplir con nuestros estándares y los de los países de exportación son enormes”.

Pero ahí no para el asunto, pues los pequeños laboratorios también sugieren que un cuarto problema está relacionado con la compra de los laboratorios locales por parte de las multinacionales, pues las adquisiciones de Abbott a Lafrancol y de Sanofi a Genfar, dos de las compañías que surtían la mayor parte del sistema de salud, predice para ellos el fin de la industria local; un punto en el que se mostró en desacuerdo la presidenta de Asinfar.

Sin embargo, los fabricantes locales también hablaron sobre el aumento de medicamentos importados, que además según ellos incluye algunas ventajas tributarias como el no pago de IVA para productos terminados.

Es por eso, que ahora esos mismos laboratorios pequeños buscan agremiarse mediante Acif, una asociación de laboratorios locales menores que está por constituirse, con el objetivo de poner en conocimiento del Gobierno su situación y mantener vigente a la industria nacional.

Al sector le preocupa el capital humano

De acuerdo con la presidente de Asinfar, otro de los puntos sobre los que hay que llamar la atención del Gobierno Nacional es el déficit de capital humano para le sector. “Tenemos un déficit enorme de químicos farmacéuticos. Entonces, también necesitamos la mano del Estado para fomentar la formación incluso de doctos en esta disciplina, que apoyen la labor de las industrias locales y aporten para hacer nuevos desarrollos que también permitan alcanzar los estándares”, concluyó Lorduy.