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Balance tras el asentamiento de grupos indígenas en Bogotá
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Desde la rectoría señalaron que el balance fue positivo, porque no se registraron graves daños, ni se paralizaron las actividades
Ayer, gran parte de las comunidades indígenas que se instalaron en el campus de la Universidad Nacional en Bogotá regresaron a sus territorios. En total, las autoridades contabilizaron el ingreso de 25.000 indígenas por motivo de las movilizaciones que se realizaron el 1° de mayo en apoyo a la consulta popular y las reformas.
Aunque en un principio el aforo era de 4.000 indígenas, por “problemas logísticos en otros lugares” que en principio estaban dispuestos para la minga en Bogotá, finalmente fue la casa de estudios la que acogió todo el aforo de la Minga, que fue más de 500% de lo previsto.
El rector de la Universidad Nacional, Leopoldo Múnera señaló que el acuerdo con los indígenas es que podían estar en el campus hasta el 2 de mayo, sin embargo, horas más tarde la propia minga informó que 4.000 de las personas de sus comunidades se quedarán en las instalaciones de la institución educativa, aparentemente incumpliendo los acuerdos que mantuvieron con las autoridades universitarias.
“El esfuerzo conjunto de estudiantes, decanos y funcionarios para ofrecer una respuesta humanitaria se dio, pese a las dificultades, de la mejor manera posible. Durante la estadía de la Minga se llevaron a cabo actividades interculturales, pedagógicas y de promoción de la salud, con énfasis en el trabajo con niños”, detalló Leopoldo Múnera, tras el retiro de la Minga.
Tanto el rector como la vicerrectora, Carolina Jiménez señalaron que aunque recibieron muchas más personas de las que habían dispuesto el balance fue positivo porque no hubo daños significativos, ni tampoco se vieron interrumpidas las actividades educativas.
Jiménez informó que en total se dispusieron 12 de 160 edificios de la universidad para estas comunidades indígenas. Sobre algunas irregularidades, señaló que no hubo daños significativos, pero si informó que hubo tres casos de violencia de género durante estos días, y aunque no precisó detalles, dijo que en dos de estos hechos estuvieron involucrados, por lo menos, dos indígenas.
“Solo hasta el 2 de mayo podíamos albergar a las comunidades, por razones sanitarias, de salud y convivencia ya se vuelve insostenible la presencia de estas organizaciones”.
A pesar del balance positivo dado por las autoridades, aseguraron que esto representó un desafío para la casa de estudio, porque el aforo de los indígenas se sumó al que tienen diariamente por sus actividades educativas, que normalmente es de 30.000 y 40.000 personas.
Carlos Torres, director de Ordenamiento y Desarrollo Físico de la Universidad, aclaró que, aunque la institución no está preparada para gestionar una cantidad tan grande de personas, hizo un esfuerzo importante para garantizar los derechos y la dignidad de esta población.
Señaló que, aunque se registraron daños menores como grifos y tapas de algunos baños, tanto la minga como las autoridades distritales y nacionales se comprometieron a asegurar la infraestructura de la casa de estudio. “Todos los espacios utilizados se entregaron bajo actas de recibo, garantizando su correcta restitución”.
La llegada de los indígenas hace una semana no solo se debió a las manifestaciones convocadas por el Gobierno Petro por el Día del Trabajador, sino que también las comunidades aprovecharon para exigir que se cumplan otros los acuerdos establecidos.
Esas 4.000 personas que se mantienen en la capital seguirán haciendo protestas, de hecho, ayer en la tarde un grupo se concentró en la Agencia Nacional de Tierras, pidiendo que los atiendan y le respondan por sus derechos. Los indígenas reclaman que no han cumplido con los acuerdos establecidos, según Secop II, se les han comprometido recursos por más de $727.000 millones.
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