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Según el Dane, 74,1% de la población que no tiene salud dijo que esto se debe a que no cuenta con la documentación necesaria.
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Esta cifra revela un alto índice de informalidad para este sector poblacional; expertos sugieren implementar políticas públicas que incentiven el empleo formal
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, reveló que, del total de la población de venezolanos activos en el mercado laboral, los que trabajan con un contrato verbal ascienden a 82,3%, mientras que los que lo hacen con uno escrito llegan a 17,7%.
La mayoría de la población encuestada manifestó que no tuvo dificultades para buscar un empleo, mientras que 31,3% afirmó que sí las tuvo.
Entre los mayores desafíos para encontrar trabajo se ubicó la falta de documentación necesaria (43,2%), ofertas con baja remuneración y malas condiciones (29,6%), discriminación (25%), falta de experiencia (15,1%), falta de conocimiento para buscar empleo (6%), falta de tiempo para encontrar trabajo (4,4%) y círculo familiar que no lo deja tener empleo (2,3%).
A lo anterior se añade que los encuestados ocuparon la mayor parte de su tiempo en el trabajo (64,1%). Los que estuvieron en oficios del hogar llegaron a 17,6%; los que se encuentran estudiando, a 8,6%; los que buscan un empleo, a 5,1%; los que están incapacitados para trabajar llegan a 4,5%, y otros 0,2%.
Del total de la población activa en el mercado laboral, tres de cada diez migrantes consiguió empleo gracias a la ayuda de un familiar, amigo o colega venezolano; esta misma cifra se replica en los que son trabajadores independientes, y dos de cada diez se inscribieron en bolsas de empleo o llevaron su hoja de vida a intermediarios.
Otra de las cifras llamativas es que tres de cada diez migrantes no tienen papeles para estar en Colombia; pero 65,6% de los encuestados sí cuenta con un Permiso de Protección Temporal, mientras que los otros se distribuyen entre Permiso Especial de Permanencia, salvoconductos y solicitudes de asilo o refugio, entre otros.
“Esta es una oportunidad para extender el bono demográfico y la generación de empleo, brindando posibilidades para que se incorporen a la dinámica productiva”.
“Más de 80% de esta población trabaja en la informalidad. La promoción del empleo formal fortalece las finanzas públicas y el tejido económico”.
Las razones expuestas sobre por qué no cuentan con los papeles para regularizar su situación son que enfrentan dificultades con la entidad encargada, no cumplen con todos los requisitos, o simplemente manifiestan que no lo necesitan o que no tuvieron tiempo. También hay quienes señalaron que existe falta de información sobre el proceso. Cabe señalar que en la encuesta se tuvieron en cuenta los connacionales retornados y las personas que tienen doble nacionalidad.
En salud, la mayoría reporta que se encuentra afiliada al sistema, pero cerca de 29,5% manifestó que no lo está. De esta población no afiliada, las razones expuestas son que no tienen documentos, falta de tiempo o negligencia, o que simplemente están en trámite de afiliación.
“El desafío es la formalización laboral. Más de 80% de esta población trabaja en la informalidad, lo que limita su capacidad de aportar al sistema de seguridad social y genera una carga fiscal indirecta para el Estado, que asume costos de salud, educación y atención básica sin recibir aportes equivalentes. Promover el empleo formal fortalece las finanzas públicas y el tejido económico nacional”, señaló Ángel Custodio Cabrera, exministro de Trabajo.
Adicionó que deben ampliarse programas como Saber Hacer Vale, el cual permite certificar competencias, y de esa manera, facilitar su incorporación al mercado laboral. Manifestó que las Tarjetas de Identificación Migratoria buscan formalizar a cerca de un millón de personas y que deben fortalecerse políticas de empleo y formación con un impacto económico real.
El exministro de Hacienda y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, manifestó que esta migración es una oportunidad para que se extienda el bono demográfico; ya que, la mayoría de la población venezolana, en promedio, es más joven que la población local.
“Esta es una oportunidad para extender el bono demográfico y también para contribuir de esa manera al crecimiento y la generación de empleo. ¿Cómo responder? Dando todas las posibilidades para que esta población tenga beneficios y pueda incorporarse a la dinámica productiva”.
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