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De acuerdo con el documento, la caída de los precios del petróleo “no solo ha impactado el sector externo, fiscal y real, sino que también ha generado una reducción de la confianza, aumento de la percepción de riesgo y una fuerte depreciación de la moneda local”.
Pese a este panorama, la publicación del Emisor reconoce que Colombia ha respondido en línea con un sólido marco institucional de política macroeconómica, que le ha permitido enfrentar satisfactoriamente este tipo de choques. Resalta el mecanismo de tasa de cambio flotante (que reemplazó en 1999 el esquema de banda cambiaria que estuvo vigente en el país desde 1994) para corregir el desequilibrio externo y a estimular la actividad económica, suavizando los efectos negativos de la caída en el precio del petróleo.
De hecho, el comisionista de bolsa Diego Franco señaló que la principal cuenta de cobro que le llegó al país estuvo por cuenta de la reorganización que le implicó al Gobierno Nacional para buscar sus fuentes de financiamiento. “La caída de los precios estuvo más abajo de lo que los cálculos más pesimistas mostraron en algún momento. Nadie se imaginaba que pasaría de US$100 por barril a US$40 en un año”. Incluso, el analista financiero considera que el Ministerio de Hacienda deberá hacer más malabares para poder cubrir sus vigencias de 2015, 2016 y tal vez 2017.
En vísperas del dato de inflación, que revelará hoy el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el estudio dice que una depreciación fuerte y prolongada podría afectar la inflación aunque considera que las expectativas se encuentran ancladas a la meta y a una moderada transmisión, disminuyendo los riesgos.
Con ojos puestos en la subida de tasas de la FED
El documento del Emisor destaca que un eventual incremento de las tasas de interés en Estados Unidos “podría recortar y/o encarecer las fuentes de financiamiento, lo cual aumentaría el conjunto de riesgos que intensificarían los efectos de un choque petrolero persistente”. Y también señala que una posible sobrerreacción de la confianza de los consumidores “podría profundizar la desaceleración de la demanda interna, y choques externos adicionales como el bajo crecimiento mundial”. Sin embargo, los analistas también consideran que el aumento de tasas podría darse hasta 2016.
La opinión
Diego Franco
Cominisionista de bolsa
“El mayor impacto que tuvo la caída del petróleo fue en el presupuesto y llevó a reorganizar al Gobierno sus fuentes de financiación”.
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