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Más de 95% de los beneficiados son pequeños productores, jóvenes y mujeres que no pueden acceder a este tipo de productos
“El Fondo Agropecuario de Garantías, FAG, es una manera de respaldar las fallas de mercado en las que el pequeño productor no puede acceder a un crédito por no tener el respaldo económico suficiente”, dijo Rodolfo Bacci, vicepresidente de Finagro, al subrayar que “el FAG funciona como un fiador para el pequeño, mediano o grande productor que solicitó un crédito al banco para llevar a cabo su proyecto”.
Al corte de abril de este año, respaldó créditos por $1,5 billones en beneficio de 105.510 proyectos productivos, con garantías por $1,1 billones.
En un momento en el que la inflación de los insumos, la maquinaria y la mano de obra, junto con la invasión rusa a Ucrania, la tasa de cambio y las inclemencias del clima, están afectando a los productores, esto provoca incertidumbre en el campo y, como lo explica Adolfo Cáceres, presidente de la misma entidad, “el campo está enfrentando un problema de relevo generacional, los jóvenes ya no se quieren quedar, quieren migrar para las ciudades, y con estas garantías demostramos que sí hay recursos y que se pueden quedan en el campo haciendo empresa”.
Es por esto que, aunque los créditos están dirigidos para todo tipo de productores, las tasas de interés benefician mucho más a los pequeños, a los jóvenes y a las mujeres.
De esta manera, para las personas que cumplen con estas características la tasa de interés no excederá el IBR +6,7%. Por otro lado, si se es mediano o gran productor la tasa no excederá el IBR +9,7%.
Cabe resaltar que los pequeños productores son aquellos que no cuentan con activos iguales o inferiores a 284 Salarios Mínimos, y los medianos y grandes son los que superan la cifra.
Ahora bien, el plazo para pagarlo estará sujeto a el producto que se esté financiando. Esto permite que el agricultor pueda pagar cuando la cosecha dé ganancias.
Además, estos créditos no solo cubren a los productores, sino que pueden acceder a ellos cualquiera que se encuentren en el sector de la agricultura y la ruralidad.
Es decir, cualquier persona que se dedique a producir servicios de apoyo al agricultor, que incluye insumos y materiales previos a la producción; productores que quieran sembrar cualquier alimento o criar cualquier animal; y, por último, a los transformadores y comercializadores.
“Si el FAG perdiera la capacidad para expedir garantías se bloquearían el acceso a créditos por lo menos en 90%, entonces sin FAG 90% de los productores del país no tendrían acceso a créditos”, explica Cáceres.
Es por esto que, como lo explican, el FAG mitiga los riesgos para el desarrollo de proyectos productivos y rurales. Es un fondo que está respaldado por 25% de las utilidades de Finagro que aseguran el flujo económico del FAG, y, adicionalmente, este año el Ministerio de Agricultura lo capitalizó con $50.000 millones para robustecerlo.
“Cualquier pequeño productor agropecuario, puede acercarse a una entidad financiera y solicitar este respaldo otorgado para los créditos redescontados a través de Finagro”, indica Rodolfo Zea Navarro, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural.
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