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Director de la entidad dice que en 25 años no se ha llegado a 1% del PIB.
El 23 de enero de 2009, por medio de la Ley 1286, el entonces Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología fue transformado en un departamento administrativo, que pasaría a ser conocido como Colciencias, con el fin de fortalecer el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Una década después, gracias a una nueva Ley que sancionó el Gobierno la semana pasada, la entidad se convertirá ahora en un ministerio.
Una de las bases con las que trabajará esta cartera también se creó en 2009: el Fondo Nacional de Financiamiento para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, ‘Francisco José de Caldas’, como un instrumento financiero para movilizar recursos públicos y privados para proyectos de CTeI, el cual ha recibido desde su creación aportes que ascienden a $2,79 billones.
Dentro de la razón de ser del Fondo está la financiación de programas, proyectos, entidades y actividades científicas, así como la posibilidad de invertir en fondos de capital de riesgo u otros instrumentos financieros para apoyar este tipo de actividades.
Sin embargo, no todos los años los recursos han sido constantes. Durante su primera década de existencia, 2013 ha sido el año en el que se recibieron más aportes ($486.980 millones), y en los últimos cinco años la cifra ha ido decayendo. En 2017, se recibieron $334.683 millones, $152.297 millones menos que en 2013, y a septiembre del año pasado, última fecha reportada por Colciencias, solo llegaban a $114.923 millones.
Colciencias explica que la cuantía de los montos “depende en gran medida de las leyes anuales de presupuesto y aportes de otras entidades”, y por ello “los recursos administrados a través del patrimonio autónomo Fondo Francisco José de Caldas no cuentan con una renta fija de destinación específica como otros fondos financiados con recursos públicos”.
A pesar de esto, la porción de recursos que se destina a ‘apoyo a la formación en innovación y desarrollo (I+D)’, sí ha venido aumentando. Cuando inició el Fondo, en 2010, solamente se asignó 0,18% de los recursos a esta tarea, equivalentes en su momento a $5.000 millones. Para 2012 se había elevado a 2,71% del total, y en 2013 a 6,44%. En 2016 y 2017, los dineros destinados a formación en I+D ya representaban respectivamente 7,9% ($220.395 millones), y 10,11% ($282.100 millones).
“La aspiración de Colombia en los últimos 25 años es haber llegado con la ciencia, tecnología e innovación a 1% del PIB, y no hemos sido capaces, con este cambio institucional, el reto se vuelve más desafiante aún. No podemos llegar a final del cuatrienio, habiendo creado el Ministerio, y no haber podido concretar esta meta”, explica Diego Hernández Losada, director de Colciencias.
Hernández comenta que uno de los objetivos que vienen ahora, con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, es duplicar la inversión del Presupuesto General en actividades científicas y tecnológicas para 2022, a pesar de que en principio, las condiciones con las que, en menos de un año, se creará la cartera, es que se mantendrá el presupuesto actual que se tiene para la entidad.
“A través de este Fondo, Colciencias puede integrar recursos públicos, privados, de donaciones y aportes internacionales”.
Carlos Alberto Garzón, docente de desarrollo económico de la Universidad de la Sabana, explica que, de acuerdo con datos del Banco Mundial, el gasto promedio de Colombia en investigación y desarrollo por investigador es la tercera parte del reportado para los países de América Latina y el Caribe.
“En la búsqueda por desarrollar un sistema para la Ciencia y la Tecnología un menor presupuesto afecta las posibilidades de intervención de la entidad en el fortalecimiento y consolidación de dicho sistema. El Plan Nacional de Desarrollo busca regionalizar esta inversión, y plantea importantes funciones para Colciencias, lo cual requiere de más recursos, no menos”, asegura Garzón.
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