“Estamos a solo 1.500 metros de acabar las obras del oleoducto Bicentenario”

El transporte de crudos ha sido uno de los cuellos de botella que ha vivido la industria petrolera en los últimos años, pero con la construcción de nuevas redes, como Bicentenario, y la ampliación de los principales oleoductos, Colombia saldrá del rezago.

Para hablar de este tema y de el cambio de jugadores en el sector de transporte, LR dialogó con Camilo Marulanda, presidente de Cenit, la segunda empresa más importante por activos de Colombia.

¿Cuáles son los hitos importantes de la corta vida de Cenit?
Pusimos en operación un incremento en la capacidad del Oleoducto de Colombia de 25.000 barriles por día. En Ocensa estamos cercanos a sancionar una ampliación de 35.000 barriles, el mes entrante, y para diciembre estaríamos sancionando otra de 135.000. Ya tenemos las licencias ambientales y la compañía ya está terminando toda la ingeniería y en menos de dos años ya estaríamos metiendo esos 170.000 barriles adicionales.

¿Y cómo va Bicentenario?
Estamos a solo 1.500 metros. Había un tema con una necesidad de modificar la licencia ambiental para el cruce del río Tigre, pero la Anla nos ayudó de una manera impresionante. Estamos terminando unos temas sociales con la gente, pero como se sabe el tema del Catatumbo está un poco complicado. Pero esperamos que, a más tardar, esta semana arranquen las obras que hacen falta y tener una buena noticia.

¿Cuál es la importancia de los oleoductos para el país?
Es que sale mucho más barato mover por oleoducto que por camiones. Por ejemplo: si se mueve desde los Llanos, hasta Coveñas, por Ocensa, cuesta entre US$7 y US$8 cada barril. En cambio si lo lleva por camión le costaría US$24. La vulnerabilidad que se tiene por depender de un camión es muy alta ya que cualquier bloqueo o un puente festivo termina afectando a la industria. Además, en términos globales tampoco es conveniente tener tantos carrotanques por las carreteras del país, ni ambientalmente.

Ese tema ha suscitado críticas porque los camioneros se quejan acerca de su futuro...
Nos preocupa el tema de los carrotanques porque eso tiene unas implicaciones sociales y económicas importantes, pero no se van a quedar sin trabajo. Hay mucho crudo que se tiene que mover desde los campos, hasta las entradas del sistema y adicionalmente se está incrementando la importación de diluyente y esos vehículos suplirán esas necesidades.

¿Al ritmo que la infraestructura va avanzando, la producción va creciendo?
Esa pregunta se contesta al revés. Si no hay soluciones logísticas en el corto y mediano plazo, la producción de petróleo no va a poder crecer. No me meto en los terrenos de la ingeniería, pero llega un momento en que no se van a poder mover más camiones. Estamos estimando que hay un crecimiento para el segundo semestre entre 50.000 y 70.000 barriles por día. Por otra parte, nos hemos fijado una meta de tener una capacidad de movilización de 1,35 millones de barriles por día en dos años. Esos son 300.000 barriles más de lo que tenemos hoy.

¿Cómo se va a lograr?
Nuestra responsabilidad es que la infraestructura no sea un cuello de botella. Los proyectos más grandes son la ampliación del Oleoducto Trasandino, que para septiembre pasaremos de los 40.000 barriles diarios, a 85.000. En cuanto a la ampliación de Ocensa, que son 170.000 barriles que están ahí y que ya tienen la licencia ambiental para hacerlo. A eso súmele Bicentenario.

¿Cuánto suman todas las inversiones?
Actualmente hay en el portafolio unos 98 proyectos. Estarían cerca de los US$5.000 millones.

El mapa del sector parece estar cambiando…
Eso es un tema mundial. Las compañías de exploración y producción tienen su negocio claro. El gran cambio que se está dando es que van a empezar a llegar empresas especializadas en la construcción de las redes, jugadores financieros interesados en la infraestructura. Las empresas petroleras no están acostumbradas a que el retorno del negocio sea menor al 30%. Este campo deja un margen del 15%, eso es muy bueno para el riesgo de este negocio.