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Uno de los proyectos de movilidad a largo plazo, que son prioridad del Distrito y del gobierno del alcalde Gustavo Petro, es el tren ligero por la Carrera Séptima. En Transmilenio se dio un nuevo paso para avanzar en la megaobra.
Si la iniciativa llega a cumplir los cronogramas, el modo de transporte estaría listo en 2018.
La empresa avaló, bajo una resolución, que el consorcio francés-canadiense conformado por Alstom y Snc Lavalin, continúe con los procesos de factibilidad del proyecto. Este tendrá un año para presentar estudios financieros, ambientales, gestión de la energía eléctrica, demanda, jurídicos y todo lo que tenga que ver con el componente social.
Sergio París, director de modos alternativos de Transmilenio, asegura que este paso significa que la entidad ya “aprobó la primera fase y se le permite entonces al privado comenzar con estudios de factibilidad, que le dan una ventaja en la licitación”.
El plazo de un año comenzará a regir luego de que sea notificada cada empresa, Snc Lavalin ya lo fue y falta Alstom. Por ley, estas empresas no debían mostrar si tenían recursos o no para el proyecto. Si pasan la etapa de factibilidad, Transmilenio tendrá seis meses para analizar los estudios y se abrirá paso a una licitación. Luego, comenzará la construcción que tardaría tres años, para tener en 2018, cumpliendo con los cronogramas estipulados, la función del tren ligero por la Carrera Séptima.
“El proyecto inicial, que está sujeto a cambios luego de la factibilidad, se estimó para construirse en tres etapas”, explica París. El consorcio acordó, después de hacer análisis de demanda y condiciones de movilidad de la ciudad, que la primera etapa será desde la Estación de La Sabana hasta la Calle 100; la segunda, desde la Calle 100 hasta la Calle 193; y la tercera, el tramo del 20 de julio hasta la estación de la Calle 22. Esta última se construirá después de un estudio independiente, debido a que se examinará la demanda de pasajeros del sector.
La inversión preliminar del proyecto por parte del consorcio será de $1,3 billones. El Distrito puede aportar a esta megaobra 20%, que se estima sea de $112.750 millones, especialmente invertidos en la compra de predios aledaños que choquen con la obra.
La etapa dos se cruzará con el consorcio Sofca, que en este momento está en estudios de prefactibilidad para el tren ligero de Zipaquirá. Este tramo no hace parte de Transmilenio sino de la Gobernación de Cundinamarca y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). La etapa dos cruzaría la Calle 119 hasta conectarse con los rieles de la Carrera Novena. Transmilenio asegura que en este estudio se deberá tener en cuenta que son dos privados distintos que trabajarán en una sola vía, lo ideal es que lleguen a un acuerdo entre ellos para manejar las ganancias.
Un proyecto de la magnitud de un tren ligero por la Carrera Séptima deberá analizar el estado de esa vía y otros aspectos para poder construirse. Según Germán Prieto, experto en transporte, “luego de que se entregue el estudio habría que mirar el impacto, cómo está diseñado, que sea integral y, sobre todo, que maneje la seguridad vial con mucho cuidado para evitar accidentes”. Los buses híbridos de Transmilenio por la Carrera Séptima rodarán en la vía como articulación al proyecto.
De no presentarse en un año el estudio de factibilidad, Transmilenio prepara un plan b, que se basa en un estudio de preinversión con la Corporación Andina de Fomento (CAF) sobre la red de trenes ligeros de la ciudad.
Las opiniones
Sergio París
Director de modos alternativos de Transmilenio
“Transmilenio aprobó la primera fase y se le permite al privado comenzar con estudios de factibilidad”.
Germán Alfonso Prieto
Dir. programa en gestión del transporte U. Tadeo
“Por fortuna ya hay una sola autoridad que maneje el sistema de servicio público y eso ya es un avance”.
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